Los motivos que conducen a una persona a la depresión pueden ser muchos, y los síntomas todos los conocemos. Yo los resumiría en falta de energía y de ganas de vivir. “Todo me da igual”, “es que no sé qué hago aquí”, “no consigo salir de esto”…
Si quieres más detalles porque no sabes si sufres depresión o si alguien que conoces está deprimido, te aconsejo que busques en internet, pero ten cuidado de no hacer un diagnóstico precipitado.
Si quieres mirar con otros ojos eso que llamamos depresión, continúa leyendo.
Tengo depresión…
Voy más allá,
Etiquetar lo que te sucede como depresión es un arma de doble filo. A veces, al ponerle nombre a lo que nos pasa, nos quedamos mucho más tranquilos, tanto que nos paramos ahí, diciendo, misión cumplida. “Ya sé lo que me pasa”, “¿ves cómo tengo depresión?”.
El diagnóstico no es suficiente para salir de la depresión, ni siquiera el tratamiento psiquiátrico. Tenlo muy claro.
Mientras que el hámster no pare, seguirá dando vueltas en la rueda. Dicen los investigadores que lo hace por diversión.
Y tú, ¿por qué lo haces?, ¿por qué no paras la rueda?
Nadie podrá sacarte de tu depresión si tú no haces nada.
Pero no tengas demasiada prisa, y antes de querer arrancarte la depresión a tirones, pregúntate:
- ¿Qué añoras?,
- ¿Qué te cuentas que fue y ya no es?
- ¿Qué te hace dar la espalda a lo que tienes?
- ¿Dónde no quieres estar en este momento de tu vida?
Escucha el sabio mensaje de tu depresión.
Obsérvala como un estado y no como una enfermedad. Estoy deprimido, estoy contento, estoy, estoy… no soy.
- ¿Qué te cuenta tu depresión?
- ¿Por qué necesitas estar sólo pero crees que no es bueno para ti?
Si sientes que te has apeado de la vida, en lugar de subir corriendo de nuevo al tren, permítete estar un rato parado, a ver qué sonidos escuchas y qué te resuena dentro de ti tan bajito que necesitabas detenerte para hacerle caso.
Sólo sucede que ni se te pasa por la cabeza verlo. Quizás creas que es tan inapropiado o tan inoportuno que no puedes mirarlo. Pero ahí está tu depresión para dar espacio a un montón de sensaciones diferentes.
¡No quiero estar deprimido más tiempo!
Muy bien, si ya te escuchaste, claro que en algún momento toca salir de la rueda.
¿Cómo?
Algo tiene que suceder que frene al hámster, ¿no te parece?
Algo tiene que parar el péndulo del reloj.
A veces la vida, igual que nos paró, se encarga de ponernos de nuevo en marcha. Alguien cercano o una situación cotidiana de repente nos despierta y decimos basta.
En cualquier caso tiene que existir nuestro deseo de salir, y esto le llamo punto de inflexión.
No le des tanta importancia, querer es motivo suficiente.
¿Estamos?
Pues empieza por dejar de quejarte.
¿O acaso es qué esto de quejarte tiene cosas buenas a las que no quieres renunciar?
Piénsalo bien, mientras estás deprimido, seguramente los demás te miman, te acompañan, te preguntan cómo estás, te cuidan, te quieren. En definitiva,
Mientras estás deprimido los demás te hacen muchísimo caso, ¿verdad?.
Consciente o no, este lugar ya se ha convertido en tu casa, es conocido, aunque incómodo, y abandonarlo no te va a gustar nada. Tenlo en cuenta.
Por eso, piénsalo bien, ¿estás seguro que quieres salir de tu depresión?
Sigue leyendo sólo si llegas a la conclusión de que no quieres continuar deprimido.
¿Hola?, ¿Sigues aquí?
¡Estupendo!
Pues ahora dime, ¿Qué es eso que te encanta de ti y de tu vida que desde pequeño sabes que te acompaña?
Si, recuerda, ¿qué te hacía sonreír porque sí?
¿Qué te apasiona?
¿Qué sientes que te define? Lo hizo en el pasado y ahora también.
Algo tuyo y no de nadie, algo de dentro.
Sí, justo eso que acaba de dibujarte una sonrisa sin querer.
Si no lo encuentras ahora, no pasa nada date tiempo para verlo.
Sólo te pongo una condición: ¡No dejes de buscar!
Te cuento un pequeño truco: a veces estamos tan dentro de nuestro mundo que no vemos más allá.
- ¿Por qué no miras fuera?
- ¿Por qué no compartes con gente nueva tu experiencia?
- ¿Por qué no buscas a alguien que necesite ayuda?
Suele suceder, al cambiar el foco de atención, aunque parezca que me alejo de mí, sólo estoy cogiendo distancia y la energía que me da verme pendiente de otra cosa que parece más sencilla que la mía a mis ojos, pues termina volviéndose hacia mí y me alimenta.