¿Cómo eliges pareja?
Imagina que estás buscando un perro, y te llega alguien con un gato recién nacido. Y tú, sin pensártelo dos veces, y con lo mono que es, te lo quedas.
“Es que es irresistible”, lo sé. Pero, ¿qué ha sucedido?
Pues que has actuado sin reflexionar, demasiado impulsivamente diría, yo.
Has sido inconsciente de lo grande que era tu necesidad de tener una mascota, y te has quedado con lo primero que se te ha puesto por delante.
El gato es precioso, pequeño, tierno, dulce, tiene pelo como un perro, está igual de calentito y puedes hacer muchas de las cosas que harías con tu perro. Lo que te decía, sin ninguna duda tienes toda la razón, el gato es irresistible.
Podemos decir que, a efectos de animal de compañía, el gato se asemeja bastante a un perro.
¡Qué bien!
Pues esto mismo nos suele suceder cuando estamos buscando pareja.
Yo no digo que sea posible amar a cualquiera, pero casi.
Resulta sencillo querer a alguien. A veces basta con que el otro se fije en ti, y no te desagrade. Así es.
Dejo que mi corazón se haga ilusiones demasiado pronto.
“Y luego ya veremos”, primero me enamoro, y luego vendrá lo demás.
Y una vez que tienes a tu gatito en casa, como es pequeño, estás encantado. Pero al año más o menos, cuando ya es adulto, resulta que empiezas a hacerte preguntas… y a reflexionar en lo que no tuviste en cuenta cuando te quedaste con él.
¿Y por qué cogí un gato en vez de un perro?.
Yo quería un perro para pasear con él todos los días, y con el gato no puedo.
Quería un perro para salir al campo, para correr, para viajar con él, para amaestrarle, para que me trajera las zapatillas…
¡Y ahora resulta que con el gato no puedo hacer nada de esto!
Vaya, pues el gato no cumple mis expectativas. Me equivoqué.
¡A buenas horas mangas verdes!
Bueno, como estamos hablando de gatos y perros, la cosa no es muy grave. Siempre estás a tiempo de coger un perro, y con suerte se llevarán bien, pero por favor, esta vez piénsatelo antes y si te decides, elige lo que quieres.
¿Y qué pasa si has elegido tu pareja igual que elegiste a tu mascota?
Pues que también más o menos al año, cuando ya lo vuestro no sea novedad, cuando os conozcáis un poquito mejor, y sepáis lo que os gusta. Cuando veáis cómo es vuestro carácter, y sobre todo cuando descubras qué le mueve en la vida, cuánta autonomía emocional tiene, cuáles son sus principios o no, qué valora…
Insisto, cuando le conozcas, pues será cuando descubras si tiene que ver contigo o no. Si le hubieras elegido o no.
Lo que sucede es que una pareja no es una mascota, y no es tan fácil reconocer que me equivoqué, que no te elegí, que me bastó contigo, que me importo un cuerno lo que vi en ti, o que no quise ver nada, porque por encima de todo lo que quería era no seguir solo o sola.
Te dije, “te necesito”, y tú entendiste “ te quiero”, porque te venía bien entenderlo así.
Y tú hiciste lo mismo, porque si no, yo no podría haberlo hecho.
Y a esto le hemos llamado amor.
Pues si querías un perro, haber elegido un perro. ¿Por qué te quedaste con un gato? Ahora ya puedes reconocerlo, para tener algo con pelo.
Estoy segura que no vas a intentar convertir a tu gato en un perro, por ese lado me quedo tranquila. Pero ya no tengo tan claro que no vayas a intentar convertir a tu pareja en otra cosa.
Eso sí, sé que lo harás en nombre del amor, “para llevarnos bien”, porque esto es la convivencia, y tenemos que ceder los dos.
Engáñate todo lo que quieras, pero no eternamente.
Y antes de contarle al otro que te ha decepcionado, o te ha defraudado, piénsalo dos veces, y mira a ver si no fuiste tú el primero que cerró los ojos, y quiso ver un perro en un gato.
- Enamorarse es fácil. No cuesta casi nada.
-
Elegir a una persona que tenga que ver contigo, y darte tiempo para conocerla, antes de liarte la manta a la cabeza, ya es más difícil.
- Y la cuestión se complica si quieres ser coherente y decir que no, aunque le gustes al otro y esto te alague mucho, o reconocer que tu pareja no es la persona que hubieras elegido.
En cualquier caso, lo que está en juego es la felicidad de ambos. Y tener pareja sólo es una opción estupenda para cuando no te mueve la necesidad, o no tanto.
La ventaja es que tu pareja o posible pareja, se vale solo, y si te acabas de dar cuenta que tenéis muy poco que ver, no tendrás que dejarlo en ninguna protectora, ni buscarle otro dueño, así que no tienes excusa.
Ahórrate y ahórrale el autoengaño.
Elige y no te disfraces de lo que no eres para que se queden contigo.
Reflexiona más y déjate llevar menos por tu necesidad, sea la que sea.