Cuando te aferras tanto a conseguir esto o lo otro, puede que te pongas una venda en los ojos y te vuelvas ciego.
Vamos a llamar a esto que deseas, «TUS SUEÑOS”.
Estos son algunos de los sueños que solemos tener:
Encontrar una pareja, estudiar una carrera determinada, tener hijos, trabajar en un sitio seguro, cómodo, o con buen sueldo, trabajar de eso que nos haría sentir importantes y nos daría prestigio, vivir en un chalet, tener dinero, etc…
Por supuesto que tener sueños está muy bien.
Los sueños que están conectados con nosotros, y dan sentido a nuestras vidas son fenomenales, incluso necesarios para canalizar nuestras capacidades y nuestra energía.
Lo que no está tan bien, es que nuestros sueños sean el modo de satisfacer la necesidad de sentirnos importantes y valiosos.
Dicho de otro modo, algo no funciona si necesitamos cumplir nuestros sueños para sentirnos orgullosos, y si no es así nos sintamos unos mierdas.
- Si no consigo pareja, no seré igual de feliz.
- Si no termino mis estudios, ya no podré ser “….” y me quedaré con complejo de inferioridad.
- Si no trabajo en este sitio o en esta profesión, habré fracasado.
Así dicho parece exagerado, pero todos sabemos que no lo es.
Cuando convertimos un sueño en algo imprescindible para ser felices y para sentirnos valiosos, lo que estamos haciendo es valorarnos sólo por el éxito de lograrlo.
Si consigo mi sueño, soy la bomba y si no, soy un desastre, y por tanto no puedo ser feliz, ni puedo estar satisfecho con mi vida, ni con lo que tengo.
Aquí tienes la ceguera. Eres presa de tus expectativas hasta el punto que dejas de verte y de importarte.
Llegados aquí serás capa de cualquier cosa con tal de no reconocer el miedo que tienes.
Miedo a verte sin eso que necesitas para sentirte importante, para contarte que has triunfado, y ya puedes sentirte satisfecho y orgulloso de ti.
Has sacado buenas notas, así que eres bueno, inteligente, listo y todo lo que quieras.
No vamos a entrar en la educación basada en el premio y el castigo, pero ya te puedes imaginar que tiene mucho que ver con esta manera de etiquetarnos.
El miedo a no lograr la meta que te has puesto rige tu vida, y ni siquiera lo reconoces.
No concibes más que una posibilidad en tu futuro: conseguirlo, alcanzarlo, llegar, dar la talla, demostrarte que vales.
Y ese miedo hace que descartes todas las evidencias. Eres como un burro con orejeras, estás incapacitado para ver más allá de tu objetivo y de tu miedo.
Por eso te castigas siendo infeliz ahora, y desoyes las pistas que te están diciendo que así no vas bien.
Porque tu sueño puede ser estupendo, pero la manera en la que te has propuesto lograrlo y los motivos no lo son.
Que lo sepas ya, vales lo mismo ahora sin conseguir nada o ser eso que quieres, que cuando lo logres. Aunque el mundo entero te dijese lo contrario, mentiría.
No es que lo diga yo, es que si te paras un instante y escuchas dentro de ti, hay una milésima parte de tu ser que ya te lo está contando.
¿Has oído alguna vez el mar poniéndote una caracola en la oreja? Entonces, ¿cómo no vas a oír esa vocecilla que te dice que no tienes que hacer nada para sentirte valioso y satisfecho con tu vida?
Es tu opinión de ti, tu manera de tratarte y de interpretarte, tu criterio, tu exigencia, tu necesidad de sentirte importante, lo que te mantiene engañado tan cruelmente.
La felicidad que esperas conseguir, ya la tienes ahora al alcance de la mano. Ya eres digno, ya eres alguien, porque eres tú.
Y si te parece poco lo que eres, MÍRATE MEJOR.
Si quien ves al mirarte fuera tu hijo, o tu padre, ¿dirías que necesita ser algo más?, ¿te valdría así para quererle?
Lo sabes, lo que estás viendo, eres tú tal cual, sólo que te has vuelto insensible a tu realidad.
Mis mejores deseos para ti:
- Ojalá no logres tu sueño hasta que no te descubras de verdad, porque si no, habrás perdido la oportunidad de valorarte y aceptarte sin más.
- Ojalá te dé tiempo a descubrir las mentiras que te estás contando, si las hay.
- Ojalá sepas renunciar al camino que has elegido para lograr tu sueño, o a tu sueño en sí, si descubres que te mueve el miedo, y no eres feliz.
Y ahora si…
Pues si Mercedes, excelente tu artículo,creo que has dado en» la tecla mágica»debemos quitarnos de la cabeza esas creencias que están muy arraigadas en la sociedad en general, que como está visto hacen tanto daño.
El verdadero fracaso personal si se le puede llamar a así,es depender emocionalmente de los demás, permitir dejar nuestra felicidad en manos de otras personas.
Querramonos entonces por lo.que somos, por quienes somos,no por a quien tenemos a nuestro lado,por nuestro papel.como padres,amigos, aceptemonos y amemonos como somos sín más,