Una amistad es algo delicado que se construye a poquitos.
Hacer amigos parece sencillo, pero las relaciones son nuestro talón de Aquiles.
Conozco a alguien y me siento cómodo con esa persona. Quedamos, hablamos y nos vamos tanteando.
Me acerco con cuidado, sin darlo todo, y también sin “inventarme” cómo eres.
Observando, explorando, mirando a ver.
Y así, de poco en poco, voy sintiendo si me apetece acercarme más a ti o no. Y tú también te vas preguntando cómo encajo en tu vida.
Este aproximarse con tanto mimo, es algo que sucede por dentro de cada uno de nosotros, y necesita tiempo para madurar.
Y también nos sucede a ti y a mí a la vez por fuera, porque elegimos un día acerarnos mientras buscábamos un amigo.
Yo quizás cuando me acerque a ti, no me conozca mucho, y no sepa de mis inseguridades y temores. Puede que intuya cosas en mí que no me gustan, pero es muy probable que no me haya detenido nunca a verlas, y prefiera ignorarlas. Entonces te las taparé a ti, por miedo a no gustarte.
Y a ti quizás te suceda lo mismo.
Pero a pesar de todo, tanto tú como yo buscamos amigos. Porque no queremos estar solos. Buscamos a alguien que nos escuche y nos comprenda. Alguien para salir y estar.
Y aunque vayamos medio ciegos de nosotros mismos, está muy bien que busquemos con quien relacionarnos porque esto nos amplía, nos extiende, nos abre puertas y nos ayuda a conocernos.
Tu amistad seguro que a mí me hará mejor persona. Sé que gracias a ti seré más tolerante y muchas veces me harás de espejo.
Y confío en que a ti también te sirva mi compañía.
TRATADO:
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Yo amigo, me comprometo a acercarme a ti desde mi corazón. Habiendo pensado antes qué voy buscando, para sentir que te elijo desde dentro. Y para buscar dentro de ti, y no quedarme solo con lo que se ve a primera vista.
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Te propongo que nos demos la oportunidad de conocernos sin tapujos ni exigencias. Compartiendo nuestros miedos desde el principio. Hablando de nuestros deseos, nuestras ilusiones y nuestros planes.
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Y sobre todo, te propongo compartir contigo esos momentos en los que traspases mis límites. No para que te alejes, sino para que nos encontremos y podamos comprendernos.
Si tú eres verde y yo rosa, cuanto antes nos lo contemos mejor, ¿no te parece?.
Si tú eres cuadrado y yo redondo tendremos que ver cómo hacemos para que a ti no te desesperen mis curvas y tú no me pinches con tus aristas.
Y en ese mirar a ver cómo encajamos, sin forzar las cosas, te propongo amigo que vayamos haciendo camino.
Sin renunciar ninguno a lo nuestro. Con el deseo de dejar espacio el uno al lado del otro, y con la ilusión de crecer por dentro. Por separado y juntos.
¿Amigos?
Este tratado continúa en esta segunda parte