- Puede que no tengas ganas de nada y todo te cueste un triunfo.
- Puede que estés muy motivado pero con la sensación de que si te descuidas te caes.
En ambos casos estás peleando y no disfrutando.
Bajo los efectos de tu anestesia emocional.
No tienes la tranquilidad de que vas a ir viviendo las cosas según vengan y vas a poder con ellas desde lo que hoy eres. Sabes que la ilusión que tienes, si no la sujetas fuerte se te escapa en cuanto suceda algo que te contraríe. A la más mínima esta felicidad de ahora mismo se puede ir al traste.
¡Esto es agotador!
-
Por eso creemos que es mejor que nos pasen cuanto menos cosas mejor.
-
Y estamos todo el rato chequeando si seguimos bien o no.
Como si enfadarnos, sentirnos solos, o tristes fuera el final de esta felicidad que sujetamos tan delicadamente en nuestras manos.
Entonces tomamos una decisión muy importante sin darnos cuenta:
Decidimos vivir en una anestesia emocional permanente.
También podemos llamarlo mutilación emocional porque decido que sólo quiero sentir cosas buenas y cuando siento cosas malas ya no sé que hacer y pienso ya no soy feliz.
De verdad que la felicidad no es tan efímera como te estás contando, lo que sucede es que a lo que tú llamas felicidad es un estado artificial de color de rosa que nada tiene que ver con la verdadera ILUSIÓN DE VIVIR.
Haz la prueba, a mí me sucede que cada vez que le digo a alguien que me siento mal (con emociones de rabia, frustración, tristeza, soledad…) automáticamente quieren sacarme de este estado porque están convencidos que es malo estar así.
El rechazo a todo lo que huele a incómodo o inseguro es tan grande que no nos da tiempo a nada. Salimos huyendo tan deprisa, que no averiguamos lo que nos lleva a sentirnos así, y con esta actitud repetida una y otra vez nunca aprendemos nada de nosotros mismos.
Nos convertimos en supervivientes que ya no recuerdan lo que es el DESEO DE VIVIR.
Mientras que echemos toda la energía en salir corriendo en vez de analizar y
aprender de lo que nos sucede, seremos simples SUPERVIVIENTES.
Hasta que no nos permitamos conectar con nuestro deseo inconsciente de morir entregándonos sin resistencia a lo que hay, sintiéndolo a tope y sin querer maquillarlo, no recuperaremos el deseo de vivir.
De alguna manera nuestra muerte emocional nos garantiza la supervivencia física.
Renunciamos a nuestra sensibilidad, y llegamos a un pacto entre nuestra VOLUNTAD DE VIVIR y nuestro DESEO DE MORIR.
Si doy la espalda a lo que no me gusta y me deprimo, me dejo llevar por la ansiedad o me convierto en una víctima con derecho a ser rescatada, en definitiva, si doy la espalda a mi propia responsabilidad de cuidarme, y quererme, y hacerme cargo de mi vida, tengo que tener muy claro que algún precio voy a comenzar a pagar antes o después… porque nada sale gratis.
Evitar los conflictos y mirar para otro lado cuando sabemos que haría falta CORAJE para mirar de frente, supone desconectarnos de nuestra vida, este es el coste.
-
Olvidamos que vida, lo que se dice vida, sólo tenemos esta.
-
Esta es nuestra única oportunidad para vivir y sentirnos vivos.
-
No esperes a que se te acabe para darte cuenta.
¡Recuperar tu deseo de vivir es algo que puedes comenzar a hacer ahora mismo!
No necesitas formarte, ni cambiar nada de lo que ahora eres, solo tienes que tener el coraje suficiente para ver eso que no te gusta y empezar a decidir coas nuevas. Parte de lo primero que te venga, lo que tengas más presente en estos momentos, y punto.
Recuerda que si eres como el agua que se amolda a lo que hay ahora en tu vida, siempre encontrarás la rendija por la que escapar de tu recipiente, pero si eliges el estado sólido, será imposible que te escabullas. Te quedarás atrapado en tu mundo adaptándote con esfuerzo a la forma de tu recipiente-vida, dolorido y deformado por tu poca flexibilidad.
Muchas gracias por tus palabras Mercedes son de gran ayuda. Hacen que te replantees las cosas
Este articulo me ha hecho reflexionar, es lo q personalmente me pasa en este momento. A veces las cosas que te pasan y que consideras que son malas te vienen todas juntas y lo que quieres es escapar de ellas, sentirte bien pronto, evitar pensar en ellas…. Deseas con fuerza que vengan cosas buenas.
Gracias por el artículo
Hola Mª Angeles,
Ya sabes, las cosas son cosas, y lo de buenas o malas es tu percepción. El mundo no podemos pararlo para dejar de sentir. Claro que hay cosas qeu ojalá no nos sucedieran nunca, pero será tu manera de vivirlas lo que te hará sentir peor o no. Cuanta más resistencia pongamos y menos capaces seamos de observar lo que nos sucede sin juicio, más dolor.
La otra opción para no vivir anestesiado emocionalmente es vivir, sencillamante vivir y sentir.
Muchas gracias por compartir tu reflexión, Mª Angeles.
Un abrazo grande!!