Todo va sobre ruedas, ¡mi planificación funciona!
Tengo un plan de acción.
Está todo muy pensado.
Estoy super enfocado.
Tengo claro lo que quiero hacer (o debería hacer)
No dudo de mis objetivos.
Estupendo!!
Pero de repente y por sorpresa, empiezo a notar que no avanzo, que las fuerzas se me acaban, que no dejo de pensar en lo que tengo que hacer, pero no lo hago…
¿Y esto qué es?
Ahora no me toca parar, no me toca sentirme así en este momento.
Si todo estaba muy claro, si estoy muy motivado…
Si tengo una estrategia maravillosa…
Entonces, ¿a cuento de qué siento que me paro?
Es como si aunque yo acelere el coche poco a poco frene y se detenga.
¡Qué desconcertante!
¿Qué me está pasando?
Tranquilo, te ha venido a visitar lo que yo llamo:
INCOHERENCIA INTERIOR
- Los primeros síntomas parecen de agotamiento, de cansancio.
Pero descansas y no consigues avanzar, la sensación de brazos que pesan no se va…
-
No le ves sentido a lo que estás haciendo.
Lo notas porque te pones a hacer otras cosas. Que no son las cosas que te cuentas que deberías estar haciendo exactamente.
Y aunque estas otras cosas esté bien que las hagas, y sean necesarias, resulta que dentro de ti sientes que no es en lo que deberías estar invirtiendo tu valioso tiempo.
- También lo notas en esa especie de desazón que no te deja disfrutar de lo que haces y lo que te rodea.
-
No estás satisfecho.
¿Y por qué no estoy satisfecho si estoy haciendo lo que debo hacer y lo que había planeado?
Para descubrirlo, te propongo este sencillo ejercicio:
- Busca el sitio, la manera y el momento de SENTIR…
- Busca sin buscar, busca sin proponerte encontrar nada, sólo haz algo que te guste, y no te juzgues por hacerlo…
- Date tu tiempo. No tengas prisa.
¿Ya has descubierto lo que te sucede?
“Me he parado porque a pesar de mi estupenda planificación, lo que estoy haciendo en este momento no tiene sentido para mí”.
Enhorabuena! Acabas de descubrir la mayor verdad:
Cuando algo no tiene sentido, sencillamente no lo hacemos. Lo retrasamos, nos cansamos, nos frenamos sin saber por qué, y nos podemos volver locos buscando explicaciones, pero la única verdad es esta:
Cuando algo no tiene sentido para nosotros, sencillamente no lo hacemos.
Y reconocer esto cuando por fin te has puesto en marcha, es muy duro.
Lo sé.
Pero no se acaba el mundo, ni significa que tu planificación o tu proyecto, o tu plan se hayan venido abajo.
¡Alto ahí!
Lo único que te sucede es que tu instinto te está diciendo que en este momento lo que te has propuesto no conecta con algo dentro de ti, por muy planeado que lo tuvieras.
Respira…
Te lo repito, no se acaba el mundo aquí.
Esa sensación de angustia que ahora sientes, las ganas de llorar, o de patalear, el sentimiento de vacío o de vértigo, y sobre todo, el inmenso MIEDO que se acaba de apoderar de todo cuerpo, no son más que sensaciones.
Sensaciones y más sensaciones que se están asegurando de que vas a escuchar tu instinto.
Date una vuelta. Aunque sea gira sobre ti mismo como si estuvieras bailando un chotis, haz lo que sea para quitarle importancia a lo que ahora mismo sientes.
Y cuando te veas más ligero, vuelve a coger aire y…
¡Felicítate por haber tenido el coraje de escucharte!
Enhorabuena!!! Eres un campeón o una campeona.
- Ahora ya estás preparado para replantearte tus planes.
- Deja hueco para eso que no te estaba cuadrando y que ha necesitado ser escuchado.
- Atiende con todo tu cariño esa necesidad, sin la que no puedes seguir adelante.
No pasa nada,
A veces nos olvidamos que no somos robosts y que:
¡Me ha encantado!
Creo que a muchos nos pasa, y está bien conocer qué es realmente lo que ocurre en nuestro interior en estos casos.
¡Gracias!