¡Viva la neuroplasticidad!
Científicamente ya se reconoce que nuestro cerebro se moldea a medida que pasan los años.
A mayor actividad cerebral más regeneración neuronal.
Nuestro cerebro no envejece con la edad, sino con la falta de actividad.
Y aún hay más sorpresas…
Según nuestra profesión o la actividad que más realizemos a lo largo de la vida, se desarrollan ciertas áreas cerebrales, y así perfeccionamos unas capacidades u otras.
El cerebro cambia de forma según las áreas más utilizadas, y esto nos convierte en «EXPERTOS».
Si lo piensas bien, esto es algo que ya intuíamos todos, pero ahora está confirmado.
Los informáticos se vuelven más analíticos y prácticos, a base buscar algoritmos y alternativas para conseguir el resultado que desean.
¿Y qué me dices de los músicos?
Los neurocientíficos han descubierto que cuando tocan un instrumento se ponen en marcha a la vez casi todas las áreas de su cerebro.
¡Es maravilloso!
Y eso que el cerebro intenta por todos los medios ahorrarse esfuerzos.
Por eso lo resuelve todo aplicando lo que ya le funcionó antes en una situación parecida.
Sin embargo, cuando no le queda más remedio, y ante una nueva circunstancia, innova y la resuelve.
Pero como no es tonto, luego aprende de esta nueva experiencia. Y así es:
Cuanta más actividad mental mayor sabiduría.
Desarrollamos “destrezas cognitivas”, como dice en el video.
Parece todo demasiado bonito, ¿verdad?
Pues sí lo es, pero esta capacidad de encender el “piloto automático” y tirar de “rutinas cognitivas” para resolver las situaciones también tiene sus desventajas.
A veces estos patrones de conducta aprendidos nos complican la vida demasiado y tenemos que aprender a DESAPRENDER.
Si una vez tuviste un accidente, a lo mejor ahora cada vez que te subes a un coche te mueres de miedo.
- A veces, a fuerza de repetir ciertos patrones de conducta construimos HÁBITOS, que luego nos resultan muy difíciles de cambiar.
- Las experiencias nos llevan a fabricar arraigadas CREENCIAS que nunca más se nos ocurre cuestionar.
- Y todo esto, lejos de hacernos flexibles y adaptativos ante los CAMBIOS, lo cierto es que nos complica mucho la vida.
Creencias familiares como:
“como es mi madre tengo que quererla”,
“como es mi hijo le perdono”,
“con la familia no se puede romper”,
“con mi pareja tengo que compartirlo todo”, etc…
Nos pueden amargar la existencia porque renunciamos a nuestro propio bienestar emocional en pro de lo que “tiene que ser”.
Claves para aprovechar la neuroplasticidad de tu cerebro:
- Observa tus emociones, y si notas que ante circunstancias similares siempre te sientes frustrado, enfadado o triste, es que tu manera habitual de resolver las cosas no te está funcionando.
- Pídele a tu cerebro que no se intente ahorrar el esfuerzo y analice las situaciones nuevas.
- Cuestiona tus creencias de vez en cuando, sobre todo cuanto más convencido te veas.
- Rompe con los patrones automáticos, observa los matices de lo que te sucede ahora en el presente y no lo compares con el pasado.
- Apuesta por vivir las cosas como las experiencias nuevas que son, aunque eso te asuste o te dé pereza.
- Pierde el miedo a desaprender lo que ya no te funciona o te produzca malestar.
- Dale tarea a tu cerebro para que no se vuelva comodón, ejercítalo con actividades nuevas, y deja volar tu imaginación.
- Introduce cambios en tu vida más a menudo. Permítete desde cambiar la ruta de tus paseos diarios, hasta replantearte una relación enquistada que ya sólo te produce frustración.
Entrena tu cerebro, llévale al gimnasio mental todos los días, y verás cómo te sientes más sabio y más despierto.