Dime lo que admiras en el otro y te diré lo que deseas para ti.
Y si ya te has pasado al lado oscuro y tu admiración se ha convertido en envidia, retrocede cuanto antes porque alguien te está esperando. Me refiero a esa parte de ti que siempre supo lo que debía hacer con su vida. Confía en ella, confía en ti y vuelve a tu propio camino cuanto antes.
- Admiro al otro en lo que yo no tengo, en lo que quiero para mí, pero soy consciente que no lo tengo porque estoy en otra cosa en mi vida.
- Admiro lo que se escucha, su coherencia, lo que se valora, su no necesidad de nadie que le consuele, que le guíe, que le diga si esto está bien o mal, que le empuje, que le ayude, que le inspire.
- Admiro su seguridad, lo convencido que está de lo que hace y su entusiasmo, su no dudar, su claridad, su falta de miedo ante lo nuevo, sus ganas de emprender.
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Admiro que valore siempre tanto lo suyo, por insignificante que sea lo suyo.
Y cuando pienso en lo que le admiro y por qué le admiro me doy cuenta que todo el tiempo estoy hablando de lo que deseo para mí.
Entonces, cuando admiro mucho al otro, pero NO ME DOY CUENTA de que en el fondo hablo de mí, es cuando me quedo en el otro y no soy capaz de dirigir la mirada a lo mío.
Y justo en este punto la admiración se convierte en envidia.
Empiezo a desear tanto lo del otro, que creo que por estar cerca de él se me va a contagiar algo. Imitando su conducta o su vida voy a ser como él. Ayudándole va a quererme tanto como se quiere a sí mismo.
Pegándome a él y a su vida, ya voy a formar parte de ella. Y no. No porque el otro no me deje, sino porque dejaré de ser yo, y eso nunca podrá venirme bien. Antes o después saldrá a la luz eso de mí que tapé.
- Así pasamos de querer mucho a un hermano a envidiarle, criticarle, incluso odiarle.
- De admirar a un jefe y esperar que nos ayude, a tacharle de egoísta.
- Pasamos de estar super enamorados de nuestra pareja, a verle defectos y comprobar que se quiere a él y se cuida él y mira por él, pero no por mí tanto como nos gustaría.
¿Es que no puedo esperar del otro que esté pendiente de mí y si ve que me estoy colgando de él me lo diga?
Pues claro que puedo esperarlo, y claro que si fuera un buen amigo, un buen hermano, un buen padre o madre, o una buena pareja, lo haría. Pero todo en su justa medida.
¿Y cuál es esta medida?
El límite de lo que puedes esperar lo marca lo que tú debes hacer por ti y no debes esperar que nadie haga. Si no traspasas este límite, y no esperas que se hagan cargo de ti, cuando acudas al otro o esperes algo, si no lo recibes, no te dolerá.
Te molestará, te decepcionará, pero sólo el tiempo que tardes en colocar las cosas en su lugar. El tiempo que necesites para ver si esperabas demasiado y eso que le pedías era cosa tuya y no de él. Y si aún así crees que el otro podría haber hecho más, de acuerdo, quédate con la copla, no te digo que no podría, pero vuelve inmediatamente a ti.
Búscate la vida. Agénciate tú lo que necesitas, lo que tiene él y tú no tienes, lo que crees que te falta, lo que tanto deseas.
No sigas a nadie, construye tu propio camino.
No esperes a nadie para construir un camino a medias. Construye tu camino y mira a ver si se cruza con el de otro (pareja).
- Puedes hacer porque tu camino coincida con el de otras personas y enriquecerte de su compañía, de su sabiduría, de su punto de vista, de su amistad, de su amor.
- Puedes aprender de ellos y con ellos.
- Puedes caminar acompañado, pero sin dejar de caminar, ni caminar hacia donde tú no hayas elegido.
Inspírate en el otro, pero no te apartes ni un milímetro de lo que tiene que ver contigo.
Y cuando notes que lo tuyo te parece menos importante o menos atractivo o menos interesante que lo del otro. RETROCEDE. Echa marcha atrás. Vuelve a lo tuyo.
¿Qué hay de lo tuyo?, ¿Qué te parece poca cosa de lo que tú eres, de dónde estás ahora en tu vida, qué te parece tan lejano de lo que quieres, de dónde te gustaría llegar?.
El otro puede ser tu modelo, pero no puedes olvidar quien eres tú.
No hay nada más conectado a ti que tú mismo, ni que te venga mejor.
¿Cómo podrías hacer y pensar y desear lo mismo que el otro si no fuera renunciando a algo tuyo? Y ese algo, aunque te parezca desdeñable, no lo es, porque es tu punto de partida. Ese algo es de dónde tú tienes y debes empezar, porque no estás más allá ni más acá, estás donde estás.
- Ahora mismo eres capaz de hacer lo que te viene a mano, lo que sientes que no es imposible para ti.
- Irte a intentar otra cosa, es traicionarte, no valorarte, no respetar lo que eres, minusvalorarlo.
- Compararte con tu modelo es renunciar a ti.
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Inspirarte en tu modelo es aprender y sacar partido a lo que el otro ofrece al mundo.
Estate atento y si notas que tu admiración empieza a convertirse en envidia, es que ya te has pasado al lado oscuro. Ya sabes… RETROCEDE!!!.