Qué bueno lo que leído hace poco: “El placer del acto sexual es un método práctico que los genes utilizan con el propósito de programar al cuerpo para que se reproduzca”
Esto mal que bien, ya lo sabíamos todos, ¿verdad?
Pero la cosa sigue así:
“Cuando un hombre se siente físicamente atraído por una mujer, o viceversa, normalmente cree que este deseo viene de sus intereses individuales, un resultado de sus propias intenciones.”
¿Cómooooooo?
¡Claro que creemos que somos nosotros los que nos fijamos en la persona que nos atrae!!!!! Faltaría más.
Pues perece ser que no tanto… que ahí están los genes y tienen mucho que ver en lo que nos atrae y lo que no.
“El código genético tiene sus propios planes y nos manipula para conseguir sus objetivos.”
Vaya… entonces qué pasa con estas preguntas que nos llevamos haciendo desde el principio de los
tiempos:
- ¿Por qué escogemos a unos candidatos y no a otros?
- ¿Qué hace que una persona nos atraiga?
Filósofos, psicólogos, antropólogos, y otros muchos estudiosos han intentado encontrarles respuesta. Continuamente se publican nuevas investigaciones…
Y la cuestión ha quedado más o menos resuelta en dos teorías:
- La teoría evolucionista refuerza lo que he leído porque está de acuerdo con el papel de los genes en esto de la atracción.
Cree que nuestra elección de pareja se basa en criterios puramente biológicos.
Ya sabes, los hombres prefieren a las mujeres más fértiles y las mujeres a los hombres que garanticen la estabilidad de la familia (con dinero y comprometidos).
Por tanto, “mientras la atracción siga siendo un reflejo basado puramente en reacciones físicas, los planes conscientes de la persona probablemente solo juegan un papel muy pequeño.”
- Por suerte la teoría social contrarresta de alguna manera la importancia de los genes defendiendo que nuestra elección de pareja está guiada por procesos sociales.
Según las «leyes de la atracción» buscamos la pareja que nuestro entorno social espera que encontremos.
Vamos, que la sociedad no sólo nos mete prisa para encontrar pareja, sino que además ¡elije por nosotros!.
Tremendo, cada vez vamos a peor!!!! los genes, la sociedad…
Todos ellos nos condicionan aunque sea más o menos a partes iguales.
Bueno, y nuestras INTENCIONES ¿qué?,
¿Es qué nuestro corazoncito no tiene nada que decir cuando alguien nos atrae?
Continúo con lo que he leído:
“No hay nada malo en seguir esta programación genética y disfrutar de los placeres que nos proporciona, mientras los reconozcamos como lo que son y mientras tengamos algún control sobre ellos cuando sea necesario perseguir otros objetivos a los que hayamos decidido darles prioridad.”
¡Menos mal!
Podemos tener algún control y aplicarlo para conseguir nuestros propios objetivos más allá de satisfacer los de los genes o la sociedad.
Todo porque tenemos CONCIENCIA, es decir, capacidad para evaluar lo que nos dice el instinto (genes) y el entorno social, y actuar en función de nuestra propia decisión.
A pesar de tantos condicionantes, resulta que como seres que pensamos y sentimos, está en nuestra mano elegir a la persona que nos gusta, aunque no sea para procrear y no cumpla con lo que los demás esperan.
¡Ahora sí que no te quedan excusas!
Cuando elijas pareja hazlo conscientemente:
-
pon todo tu corazón para torear a tus genes,
-
y toda tu cabeza para hacer oídos sordos a las creencias sociales y familiares.
Confiesa, tú… ¿cuánto de dejas manipular a la hora de elegir pareja?
Pues yo intento que no me manipule nadie a la hora de elegir, así lo he demostrado con la última pareja, aunque quizás tuviera algo de razón el entorno, prefiero equivocarme que no vivir nada….
Claro que sí María José!
Si lo has pensado, haz lo que sientas que quieres hacer.
Ahí nunca hay error, hay decisión… y luego el tiempo dirá. Puede que haya consecuencias que no te gusten, pero la peor siempre es arrepentirse de no haber hecho. La coherencia en el presente es la mejor garantía de sentirse vivo ahora, y ser capaz de asumir lo que venga después.
Gracias por compartir y Feliz domingo!