Si estás pensando en el bolero de Ana Belén, a mí también me encanta, pero este post no va de eso.
Mejor mira el gatito de la foto, y dime: tierno o malvado, ¿cómo lo ves?, de esto sí vamos a hablar: las personas tienen su parte guay y su parte oscura.
Visto siempre desde tus ojos, ¿vale?.
¿Hay alguien que no soportas, y sin embargo sabes que tiene su lado bueno?
¡Qué desconcertante!
Pero, ¿qué puedes hacer con esas personas que unas veces adoras y otras las matarías?
¿Tienes alguien así en tu vida, que te vuelve loco continuamente?
• María adora a su madre, pero cuando empieza a quejarse, sencillamente no la soporta.
• Daniel quiere mucho a su mujer, pero reconoce que si se descuida le organiza la vida sin preguntarle y le hace sentir como una marioneta.
• Marisol tiene una compañera de trabajo que es encantadora, pero sabe que no le puede contar nada porque lo chismorrea todo en cuanto puede.
• Raúl adora a su padre, pero no soporta que se pase la vida recordándole que se tenía que haber casado con alguien más apropiado.
Sin duda, María quiere a su madre, Daniel a su mujer, Marisol aprecia a su compañera y Raúl adora a su padre, esto no lo pongo en duda, pero precisamente por eso vienen los problemas, porque si esas personas no fueran importantes en sus vidas, la solución sería muy sencilla: fuera relación y punto.
La cuestión es:
¿Cómo puedes lidiar continuamente con esos rasgos que te complican la vida de personas que te importan y con las que quieres seguir compartiendo experiencias?
Sabes que esa persona, igual que tú, es todo; lo que te gusta y lo que no, lo que te tranquiliza y lo que te desconcierta, lo que te hace la vida imposible y lo que te la enriquece, lo que adoras y lo que no soportas, lo que te atrae y lo que te repele.
No te queda más remedio que entender que lo son todo, ambas partes al completo, y sin poder disociarlas. Así que ten claro que:
- No puedes hacerlas cambiar, ni esperar que cambien ni siquiera por ti.
- No puedes luchar contra el lado que no deseas de ellos, porque siempre lo tendrán.
- Comprende que cuando menos lo esperes y menos lo desees, es precisamente cuando te mostrarán su “lado oscuro”.
¿Y qué hago?, estarás pensando.
¿Renuncio a esa persona, o sigo con ella y la sufro en silencio?
Complicado, ¿verdad?. Pues ni lo uno ni lo otro.
1. Te va a tocar aceptar que esa persona igual que tú, lo es al completo, porque además si no, no sería ella.
2. Y una vez que tengas claro esto, te toca decidir a ti. Empieza por pensar:
¿Cómo me relaciono con esa persona?
Recuerda que tiene sus cosas, que quizás te intente manipular haciéndose la víctima, o haciéndote sentir culpable, quizás te intente chantajear emocionalmente, quizás te quiera cambiar ella a ti, quizás piense por ti, quizás viva tu vida y no la suya, quizás todo eso y más, incluso mucho más. Pero, pregúntate,
3. ¿Qué haces tú entrando al trapo? Si ya sabes lo que sabes, pon distancia en cada circunstancia en la que te lleve al límite, y sé tú el que ponga los límites, nunca mejor dicho.
Ya sabes, no hay manipulador sin alguien que se deje manipular, ni maltratador sin alguien sumiso, ni víctima sin alguien que se sienta culpable, así que:
4. Mi consejo es que “utilices” estas personas de espejo.
Aprovecha la ocasión para darte cuenta que si quieres manejarte con ellas, tienes que ampliar tu punto de mira, tu visión de las cosas, desapegarte de su aprobación, pelear con tus miedos, observar el talón de Aquiles que activan en ti, etc..
Mira por dónde, hasta puede venirte bien en tu aprendizaje personal tener al lado una persona que quieres, y a la vez no puedes con ella.
Esto se suele llamar «darle la vuelta a la tortilla«, y efectivamente, además de ser una sabia estrategia de supervivencia, es un regalo del universo para explorarte, descubrirte y ampliarte, porque no dudes que ellos, como te decía, te van a llevar al límite, y eso, o te expande o te destruye. ¿Y no querrás ser aniquilado?, te aseguro que es mejor aprender de esta experiencia tan desconcertante.