Solemos entender el ocio como la otra cara de la moneda, en este caso del trabajo.
Culturalmente asociamos trabajo a esfuerzo y ocio a relajación. Pero en realidad no es tan así.
Ni el trabajo es esfuerzo sin más, ausente de disfrute, ni por supuesto el ocio es disfrute porque sí.
Aunque trabajar no es lo que más ilusión nos haga, es cierto que el trabajo es donde más nos enfrentamos a retos, y donde necesitamos poner en marcha todas nuestras capacidades.
En el trabajo invertimos toda nuestra energía. Supone metas, y desafíos propios o ajenos, y requiere de resultados. Se nos exige, tenemos que rendir y ser eficaces.
Sin embargo, ¿qué es el ocio?
Pues suele ser el momento en el que se nos caen los brazos, la cabeza deja de pensar, y podemos abandonarnos.
Ocio y tiempo libre son el momento para desconectar.
Lo que sucede es que esto que llamamos desconexión, se queda en eso, en desconectar y no conectar a nada. Y una vez que se nos pasa el cansancio físico y mental, pues el no hacer nada se traduce en tedio.
-
No critico el sofá y la batamanta, pero siempre que formen parte de un plan.
Pueden ser el tiempo de transición necesario para conectar con esa otra cosa que soy yo como persona cuya vida tiene un sentido más allá del trabajo y de la productividad.
Los seres humanos nacemos con el instinto natural de disfrutar, y en nuestros orígenes no distinguíamos entre trabajo y ocio. Trabajábamos para cubrir nuestras necesidades sin considerar que este esfuerzo fuera dirigido a ningún beneficio ajeno, sino a la propia subsistencia, por lo que el “trabajo” tenía todo el sentido.
La civilización ha desvirtuado el sentido del trabajo, y por lo tanto del ocio.
-
Pero volviendo al tema del disfrute y de encontrarle un sentido al ocio…
No disfruto si lo que hago no me motiva, no requiere que utilice ninguna de mis habilidades. Por eso ver la televisión, no suele ser disfrutar, a no ser que lo que esté viendo requiera de mi análisis, me sirva para confrontar ideas, o cuestionarme, por poner algunos ejemplos.
Para entendernos, ver “Sálvame” puede ser matar el tiempo o alimentar mi morbo, pero no disfrutar como parte de mi instinto.
Disfrutar supone ir un poco más allá de lo que ya conozco, para explorar, y sobre todo para participar.
Significa poner en marcha mis sentidos y experimentar de forma activa.
No es lo mismo oír música que hacer una canción o cantarla, no es lo mismo ver el fútbol que jugarlo, ni es lo mismo ver patinaje artístico que ponerme unos patines.
-
Si lo miras en términos de energía, podrás decidir qué es para ti ocio activo, y qué es ocio pasivo.
Hacer deporte, navegar, bailar, jugar al ajedrez, incluso leer un libro requieren interés y concentración, son ocio activo. Y cuando realizamos estas actividades terminamos cargados de energía, porque todo nuestro organismo ha intervenido, se ha “movido”, se ha esforzado, ha vivido la experiencia y ha aprendiendo de ella conscientemente o no. Se ha producido una expansión de nuestras capacidades y un aprendizaje.
Ver la televisión, y en general observar cómo otros hacen algo, es lo que llamo ocio pasivo. Son actividades que consumen nuestra energía, en vez de generarla. Nos la chupan, y dentro de nosotros nos vaciamos literalmente. Nuestras emociones entonces son de tristeza, aburrimiento, apatía y más ganas de no hacer nada, porque hemos desencadenado la inercia de la apatía.
No se trata de escalar montañas o hacer maratones para convertir nuestro ocio en “trabajo” y esfuerzo, y así darle un sentido conocido. Se trata de encaminarnos hacia un ocio más inteligente emocionalmente hablando. Un ocio más activo y más consciente.
Te propongo que busques en tu tiempo libre la manera de disfrutar haciendo eso que conecta con tus necesidades mentales, espirituales y emocionales.
Te relaciones con personas que te resulten interesantes y con las que compartas valores. Que hagas actividades que alimenten tu espíritu de alguna manera, y que explores en las que ya realizas hasta que te aporten energía y sientas que te alimentan.
Te pongo un ejemplo, no es lo mismo ir al gimnasio como un robot y hacer tus ejercicios simplemente para fortalecer los músculos, que sentir todo tu cuerpo mientras los haces y darte cuenta de cómo lo que llevas en la cabeza va perdiendo importancia poco a poco. A esto me refiero con ocio activo y consciente.