Cómo tratar los trastornos alimentarios
¿Llevas toda la vida probando dietas sin ningún resultado definitivo?
Ya sabes que en internet puedes encontrar un sinfín de dietas para perder peso.
¡Y todas parecen muy sencillas!
Y también hay infinidad de trucos: reducir las raciones, beber mucha agua, comer un solo plato, hacer ejercicio, dormir bien, comer lentamente, elegir alimentos sanos, no comprar los que no lo son, etc, etc, etc.
Y ahora vamos a lo importante…
Si te preguntas cosas así:
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¿Por qué como demasiado?
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¿Por qué no puedo parar de comer?
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¿Por qué hasta que no me harto no me quedo satisfecho?
Debes saber que existen hábitos que hemos aprendido de pequeños en casa, muy seguramente por creencias de nuestros padres, que ya son nuestras:
- Un niño hermoso es sinónimo de salud.
- Un niño que come bien te quita muchos problemas.
- Siempre hay que acabarse todo lo que hay en el plato.
- No te puedes saltar las comidas oficiales (aunque te hayas pegado un atracón hace diez minutos).
- La comida sana “sabe” a dieta y no está rica.
- No hay que levantarse de la mesa hasta que ya no puedo más.
- El postre me tiene que caber aunque me muera.
Aquí también etc, etc, etc.
Si la alimentación es un problema para ti hoy en día, seguramente es que de alguna manera se ha utilizado la comida en tu familia como moneda de cambio.
Y si preguntas a tu madre puede que descubras que ella pensó cosas así:
- “Te doy de comer para que me dejes tranquila y te distraigas”.
- “Te doy de comer porque es la única manera que conozco de darte cariño y hacerte caso”.
Pero mejor no les preguntes directamente, y haz caso al consejo que ponen en la tele cuando hacen cosas peligrosas: “No intente hacer esto en su casa”. Porque son verdades difíciles de reconocer que están en su subconsciente, y lo aconsejable es sacarlas a la luz de la mano de un profesional.
Resumiendo…
Existen causas arraigadas por las que tu relación con la comida no es natural. Es un tema para ti comer mucho, darte atracones o no comer.
Puede que seas anoréxica, o bulímica o sufras el trastorno por atracón, o hayas pasado por varias fases y conozcas todo un poco. En cualquiera de los casos, como te digo, la comida ya no es algo en lo que tú no repares, sino que se ha convertido en el centro de tu vida. Estás pendiente de ello, tanto cuando tienes hambre como cuando no.
En realidad tener o no tener hambre ya no es para ti el síntoma natural de que tienes que comer, igual que también has perdido la sensación de saciedad como indicativo de que ya no tienes necesidad de comer más.
Ya eres sordo a tu estómago y a tu cerebro y no puedes escucharles cuando sabiamente te dicen que te toca comer o dejar de comer.
Bien, pues cuando un proceso como el de la alimentación se desnaturaliza, lo que hay que hacer es recuperarlo.
Si se te olvidara respirar tendrías que aprender a hacerlo de nuevo a base de seguir un método y hacer conscientemente eso que ahora haces sin darte cuenta y de forma natural.
En el caso de la comida te toca volver a ser consciente de:
- Que tu cuerpo no es un saco sin fondo donde cabe todo.
- Que comer no es la única manera de sentirte satisfecho y “anestesiarte”.
- Que el impulso que te lleva a atracar la nevera no tiene nada que ver con la necesidad de comer, sino que es un acto compulsivo con el que intentas huir de algo.
- Que este impulso acaba convirtiéndose en una adicción y hay que tratarla como tal.
- Que la única manera de sentir que controlas, no es dejar de comer y perder peso.
- Que tampoco es solución el vómito para sentirte menos culpable.
¿Ves por dónde voy?
La manera de resolver tu relación con la comida no se encuentra en las dietas (caso de la bulimia, y los atracones) ni en los controles estrictos para recuperar y mantener tu peso (caso de la anorexia).
La manera de resolver tu relación actual con la comida pasa por volver a recuperar dentro de ti la idea de que alimentarse es necesario para tu cuerpo, y hacerlo de manera equilibrada y sin convertirlo en una vía de escape, es imprescindible para tu ser.
Tu relación con la comida se sanará sólo cuando sanes en ti los conflictos emocionales inconscientes o no, que ahora mismo encuentran salida en la saciedad que te proporciona la comida, o el control que te hace sentir dejar de comer o vomitar.
No es tan complicado resolver tu problema con la alimentación si lo enfocas desde este ángulo emocional, porque además, gracias al dolor que ahora mismo te causa esta mala relación, resolverás viejos conflictos contigo, y muy probablemente con el núcleo familiar en el que te criaste.
Sí, tienes razón, esta toma de conciencia es sólo el principio, y después vas a necesitar muchas herramientas para superar tu adicción, y tus impulsos, incluso para recuperar el tamaño de tu estómago.
Pero te puedo asegurar que ninguna de estas técnicas te van a servir, si no eres capaz de ver qué sientes cuando no puedes parar de comer o vomitar, o cuando no soportas meterte en la boca un alimento.
Este viaje a tus sentimientos más ocultos, es duro, pero necesario, y en cualquier caso no es ni mucho menos peor que el infierno que ahora vives. ¿Estás de acuerdo?
Tu ego te dirá que esto que te cuento son todo bobadas, pero seguro que tu corazón se ha sentido comprendido mientras leías.
ESCÚCHALE, porque él sabe y sufre en silencio lo que ahora te cuentas: “nadie me va a querer así”, “soy una enferma”, “mi vida está arruinada por la maldita comida”, “siempre ha sido así y nunca será de otra manera”, “no me puedo controlar”…
Ojalá lo que te he contado sea el foco que alumbre una DECISIÓN en ti: la de coger al toro por los cuernos y comenzar por sanar lo que lleves dentro, antes de intentar resolver tu problema con la comida desde los síntomas y no desde las causas.
Sé que cada caso es distinto, ¿quieres contarme lo que a ti te sucede?
PD: en este artículo hablo en algunas ocasiones en femenino, pero es sólo por lo raro que resultan algunos términos en masculino, sin embargo, el género masculino ha estado en mi mente en todo momento, igual que el femenino.