Si quieres, tú puedes ser tu propio COACH PERSONAL.
Para lograrlo, intenta responder a esta pregunta: ¿qué es la Inteligencia Emocional?
Fue Daniel Goleman quién popularizó este término con su best-seller: “Inteligencia Emocional”. Se trata de este tipo de inteligencia que todos tenemos y que nos capacita para comprender nuestros sentimientos y los de los demás. En definitiva, es la inteligencia que más humanos nos hace.
El aprendizaje emocional sucede de forma natural alrededor de los ocho meses, cuando empezamos a dar significado emocional a la expresión facial de nuestros padres.
¡ALLÁ VAMOS! Empezaremos por hablar de las EMOCIONES… Presta atención:
Tu emoción te delata. Te cuenta lo que te sucede.
Tu cabeza puede estar hecha un lío, pero tu corazón siempre sabe lo que le sucede. O mejor dicho, tu corazón sabe cuándo te sucede algo.
Es tan listo que se entera de todo. SIENTE y percibe cualquier cambio de ánimo porque para eso está.
A cada momento sentimos que tenemos algo que nos gusta o nos disgusta, y también sentimos que nos faltan cosas.
El corazón habla el idioma de las necesidades: qué tengo, qué quiero, qué espero, qué me gustaría. Y se expresa todo lo claro que puede. Las claves para ser feliz las hallarás escuchando tu corazón.
El lenguaje del corazón utiliza muchas formas, incluido tu cuerpo. Intenta por todos los medios que te enteres de lo que necesita. Y si ve que no le haces caso, exagera tus sensaciones para asegurarse de que antes o después le atiendes.
Ejemplo 1: Si tu corazón siente que tus expectativas son muy altas, la emoción que te traerá será la ansiedad. Y si no le escuchas, agrandará tu ansiedad hasta faltarte el aire para que te enteres de que debes revisar tus planes.
Nos enseñan a hacer caso a la cabeza. Ella parece más sensata, pero de nuestro corazoncito nadie se ocupa.
Cuando nos emocionamos parece que nos descontrolamos, por eso desde pequeños aprendemos a “controlar las emociones”. Como si eso se pudiera hacer.
- ¿Qué puedo hacer para sentir menos rabia cuando me hacen una faena?
- ¿Cómo puedo quitarme de encima la envidia que siento por mi hermano?
Pues de ningún modo. No podemos dejar de sentir o sentir menos. Lo que sí podemos es mirar a ver qué es eso que sentimos.
Poner nombre a lo que sentimos es una buena idea. Así no nos confundiremos y nuestro corazón se sentirá escuchado.
Ejemplo 2: no es lo mismo decir que siento tristeza cuando alguien no deja que le ayude, que reconocer que lo que siento en realidad es impotencia.
Identificar lo que realmente siento, hará que no me confunda y que mi conducta sea más coherente.
Ejemplo 3: Mi tristeza me llevará a darme cuenta de cuánto necesito que el otro se deje ayudar y de lo débil que yo le percibo. En cambio, mi impotencia, más amiga de la rabia, me llevará a darme cuenta de lo impaciente que soy queriendo que el otro se deje ayudar. En el primer caso puede que yo insista demasiado en ayudarle, en cambio en el segundo puede que intente ayudarle de un modo distinto.
Reconocer mi verdadera emoción hace que mi conducta tenga que ver mucho más con lo que mi corazón necesita. Y cuanto más afine la puntería, mejor me sentiré con mis acciones.
Claves para ser feliz – Ahora que ya sabes qué es la Inteligencia Emocional, aquí tienes 4 EJERCICIOS BÁSICOS:
- Ejercicio 1: Escucha a tu corazón, nota lo que sientes y ponle nombre. ¡Fuera el miedo a sentir emociones!.
- Ejercicio 2: No dejes que la cabeza te cuente mentiras y te diga que no sientes lo que sientes o que sientes otra cosa.
- Ejercicio 3: Descifra el mensaje que esconde tu emoción. Busca lo que te reclama, lo que necesitas en cada situación.
- Ejercicio 4: No ocultes tus emociones para que los demás te vean cómo eres y puedan entender lo que quieres.