Escuchar mi corazón y ponerle nombre a lo que siento es el primer paso para conocerme mejor, o lo que es lo mismo, ser más consciente de por qué reacciono de un manera y no de otra y por qué hago lo que hago o dejo de hacer.
En definitiva, seré más inteligente emocionalmente cuanto más consciente sea de lo que se desencadena en mi corazón y en mi cabeza cuando me sucede algo nuevo.
Parece que mi conducta y mis reacciones surgen en mí a causa de lo que me sucede.
Ejemplo 1: Una situación -> mi novia me deja y yo me siento triste.
Ejemplo 2: Una persona –> cuando estoy con mi mejor amiga estoy muy contenta.
Parece que mi tristeza es porque me han dejado y que mi felicidad es gracias a mi amiga, pero en realidad no es así.
Ejemplo 1: Pudiera ser que cuando me deje mi novia yo me sienta aliviado porque estaba deseando cortar con ella y no me atrevía a decírselo.
Ejemplo 2: Pudiera ser también que cuando estoy con mi mejor amiga esté muy enfadado porque la última vez me dejó plantada.
¡No te vuelvas loco!
Como ves, en cada momento lo que yo siento, no tiene que ver con lo que sucede fuera, las personas y las circunstancias, sino con lo que sucede dentro de mí. En realidad, tiene que ver con lo que pienso, mis creencias, mis esquemas mentales, mis paradigmas, o como quieras llamarlo.
Ejemplo 1: Puedo sentirme triste porque piense que es una faena que mi novia me deje, y eso me haga sentir indefenso, o sentirme aliviado porque piense que por fin se acaba una relación que ya no quería en mi vida.
Ejemplo 2: Puedo sentirme muy contenta con mi amiga porque piense que mi relación con ella merece la pena, o sentirme enfadada porque piense que una amiga nunca puede dejar plantada a otra.
¿Y por qué pienso de esta manera y no de otra?
Nuestros esquemas mentales se van construyendo a lo largo de nuestra vida. Las experiencias del pasado, la educación en el colegio, el ambiente familiar, la persona que se convierte en mi referente moral, la sociedad, la cultura, etc.. todo esto va condicionando nuestra manera de pensar.
Construimos creencias unas veces de forma consciente y la mayoría de las veces sin darnos cuenta.
Cuanto más arraigada está en nosotros una creencia, suele suceder que somos menos conscientes de ella. Por ejemplo, la creencia de que “para recibir hay que dar primero”, la damos por cierta hasta tal punto, que no la cuestionamos nunca, de manera que recibir algo de alguien sin haber hecho antes nada por él, es algo que nos resulta insólito y hasta sospechoso. Provocando en nosotros incluso desconfianza en la otra persona.
¿Te das cuenta?
Creemos que nuestra manera de ver las cosas e interpretarlas es la única verdadera y a eso le llamamos realidad. Pero lo cierto es que no somos nada objetivos, porque vemos las cosas en función de cómo somos y lo que nos ha condicionado.
¡No pasa nada!
Tranquilo, no se trata de luchar por ser objetivos, sino de ser conscientes de lo que nos condiciona y reconocer que nuestra manera de pensar, los criterios que aplicamos constantemente, son sólo una posibilidad, y no la verdad absoluta.
Comprender esto es imprescindible para permitirnos cambiar de opinión.
Yo pienso así, pero otros pueden pensar de otro modo, incluso yo, si quiero puedo cambiar mi manera de pensar para sentirme mejor.
Ejemplo 1: en vez de pensar que es una faena que mi novia me deje, puedo pensar que nos estamos dando los dos una oportunidad, por lo que me sentiré menos triste y afrontaré mejor la ruptura.
Ejemplo 2: en vez de pensar que una amiga nunca te puede dejar plantada, puedo pensar que tendrá sus motivos y que yo no soy la causa de que no venga, por lo que me sentiré menos agraviada, no me engancharé emocionalmente a esta situación y podré resolverla sin enfadarme o decepcionarme.
Parece sencillo, pero no lo es.
Cambiar mi manera de pensar supone unas veces dejar a un lado mi ego o mi orgullo, y otras ser más tolerante y menos egocentrista con lo que sucede a mi alrededor.
Pero se puede lograr.
Es un ejercicio muy sano cuestionarme lo que pienso y abrir la mente.
Claves para ser feliz – Ahora que ya sabes que tu manera de sentirte depende de ti, aquí tienes 4 IDEAS BÁSICAS:
- Idea 1: Convéncete, tú no eres lo que piensas ni lo que sientes, eso puede cambiar. Eres lo que llevas dentro, los principios que te mueven.
- Idea 2: Cuando te salte la emoción, no te quedes dándole vueltas, mira a ver qué pensamiento tuyo la alimenta..
- Idea 3: Permítete cuestionar a menudo tu manera de pensar y ver el mundo, porque te hará menos rígido ante los acontecimientos y las personas.
- Idea 4: Date cuenta de la suerte que tienes porque todo queda en casa. Tu bienestar no está en manos de los demás, sino en ti. Según sean tus creencias, así te sentirás.
leyendo las claves para ser feliz, yo me hago a mi misma esta conclusión y preguntas.
Porque no soy feliz?. Porque no disfruto de lo que tengo y de quienes tengo a mi alrededor para ser feliz?
y me contesto.
Porque vivo pensando en lo que tuve en lo que sentí y no en la REALIDAD, de todo lo que tengo para poder ser feliz.. Por tanto a partir de ahora voy a trabajar en ello en todo lo que tengo y voy consiguiendo por mi misma.
Claro que si Teresa!!!!
Olvidamos que la vida que tenemos hoy es la real. Este es nuestro punto de partida, y lo que sentimos ahora, nos guste más o menos, es la pista para saber lo que nos mueve. Lo que SI queremosy lo que NO queremos.
Muy pronto hablaremos de nuestro planteamiento vital. ¿Qué quiero hacer en mi vida?, ¿qúe estoy haciendo ahora mismo ya?
Más preguntas y más respuestas para encontrar ese bienestar que todos queremos.
Un abrazo!