Hoy te propongo cambiar una rutina nociva para vuestra relación de pareja por otra más sana.
Existen hábitos en pareja que no ayudan en nada a que disfrutéis de una relación saludable.
En principio, la rutina tiene su lado bueno.
Tener una rutina ayuda al ser humano a algo muy importante: contar con un propósito y unas pautas de acción.
De lo contrario muchas veces caeríamos en la apatía y también nuestro cerebro se volvería loco al tener que tomar continuamente decisiones nuevas.
Así que… bienvenidas las rutinas porque nos salvan del “no saber qué hacer” en muchas ocasiones y son un rumbo a seguir cuando nos perdemos en preocupaciones.
Y dicho lo dicho, ahora vamos a ver qué efectos tiene la rutina en la relación con tu pareja.
¿A qué ahora la palabra rutina ya te suena menos bien?
Te cuento el caso de Lourdes.
Su historia… ella suele llegar tarde de trabajar y para entonces su pareja ya lleva en casa varias horas.
Acordaron hace tiempo no entrar por la puerta y empezar a soltar todos los problemas del trabajo porque ambos tienen profesiones “cara al público” y vieron que se pasaban el tiempo de estar juntos hablando de las situaciones que habían vivido ese día.
Así que ahora cuando Lourdes llega, Pedro ya está viendo la tele y “descansando”.
Lourdes lo tiene fácil, no tiene más que unirse a Pedro en el sofá.
Pero claro ahora pasan el final del día “conectados” a la caja tonta. No discuten ni se enfadan, pero tampoco comparten nada.
Ambos se están dando cuenta de que cada vez se sienten más extraños. Han cambiado una rutina nociva por otra igual de poco sana. Ver la tele juntos, pero de esto no se dan cuenta.
Ver la tele juntos no es estar juntos ni compartir, es tener a alguien pegado a tu lado.
En el mejor de los casos si lo que veis da para pensar y compartir, podréis intercambiar intereses, pero reconoce conmigo que la mayoría de las veces utilizamos la tele para amuermarnos. Y borrarse del mundo juntos insisto, no es estar juntos.
Un hábito como este no te aconsejo que lo abordes con el típico “vamos a hablar”.
Resiste la tentación de coger el mando y apagar el televisor porque el cerebro de tu pareja se te puede tirar a la yugular directamente.
Un hábito no se cambia de golpe y porque sí. Para modificar un hábito hay que comprender los motivos.
Y los motivos se dan en pequeñas dosis, o más bien…
SE DEMUESTRAN.
¿Cómo puedes demostrar a tu pareja que la “bata manta compartida” os está alejando?
- ¡Sorpréndele, sorpréndela!
Y sorpréndete a ti mismo de paso…
- No se lo expliques con palabras,
Saca un tema de conversación interesante, háblale de ti y tus sentimientos pero sin quejas, dosifica tu mensaje para no convertirlo en un monólogo, comparte con el otro tu ilusión además de tus penas.
¿Ves por dónde voy?
- Presta atención a lo que sientes y presta atención a lo que siente tu pareja.
- Busca en ti el deseo de compartirlo, y si lo encuentras, compártelo.
- Estrújate el cerebro para encontrar el modo.
- Y si no lo encuentras pregúntate qué os sucede, pero no te refugies en la tele.
Ah! Y como en todo hábito que queremos mejorar…
Haced la transición a una relación con conversaciones inteligentes poco a poco.
Por supuesto vale incluir el sexo como alternativa, pero ¡cuidado! porque se trata de mejorar vuestra comunicación, ¿recuerdas?
¿Tu pareja y tú tenéis cualquier otro hábito que sientas que está acabando con algo entre vosotros?
Si lo compartes aquí, te dejare mi opnión…