“TE AMO” suena tan bien, que… ¡a ver quién se atreve a decir que amar puede ser patológico!
“ERES EL AMOR DE MI VIDA”
“NO PUEDO VIVIR SIN TI”
“SI TE VAS, MI VIDA NO TIENE SENTIDO”
“JAMÁS TE DEJARÉ”
“NUNCA TE OLVIDARÉ”
Yo soy la primera que alguna vez he puesto en mi boca estas palabras, porque he amado a ciegas y a lo loco. Como si me fuera la vida en ello, y convencida de morirme cuando iba mal. Intensa y patológicamente, al borde de la estupidez.
Hasta que descubrí que existe una manera sana de amar. De hecho, cuando no es sano, ya no es amor. El problema es que seguimos llamándolo así.
Un amor que te daña y que poco a poco te va quitando la vida es un trastorno patológico.
Te pongo un caso…
Daniela siempre tuvo novio, desde que era adolescente.
Creció construyendo una fuerte creencia: “sólo puedo ser del todo feliz si tengo pareja”.
Durante años no le fue mal, porque cuando terminaba una relación aparecía otra. Hasta que después de un matrimonio de 10 años, descubrió que en realidad nunca había tenido la pareja ideal.
Hoy en día a sus 50 y pico años, Daniela vive anhelando encontrar el amor de su vida, aunque ella ya no lo llamaría así. En realidad, le valdría tener con quien compartir su vida, un compañero, porque… te recuerdo que Daniela cree que sólo será feliz cuando tenga pareja.
Entonces sucede algo imprevisto. Daniela conoce a Juan, un señor casado y con hijos mayores, que le cuenta que vive atrapado en un matrimonio muerto.
Juan es muy atento con ella, y la repite continuamente que le ha dado la vida. “Eres un ángel para mí”, “desde que estás conmigo he vuelto a ser feliz”, “todo me daba igual, pero ahora tengo un motivo para vivir”.
Daniela está encantada y cree todo lo que le dice Juan. Literalmente cree que es así, que Juan no puede vivir sin ella, aunque continúe con su vida de casado.
Por eso Daniela no entiende que Juan pase semanas sin dar señales de vida, y cuando aparezca, la repita una y otra vez que no puede estar sin ella.
Al principio creyó a Juan y pensó que dejaría a su mujer, pero con el tiempo ha visto que eso nunca sucederá. Daniela está resignada y avergonzada porque no termina de creerse que ella esté con un hombre casado.
Lo peor es que se pasa los fines de semana esperando a que Juan aparezca y la llame. No puede dormir y tiene síntomas de ansiedad, por eso se ha propuesto dejar la relación. Pero cada vez que lo intenta, se muere.
Está convencida de que no podrá aguantar tanto dolor, así que vive en una continua contradicción.
“Si él me dejara todo sería más sencillo”, dice Daniela, “si me dijera que no me quiere”, “si se fuera”. Pero las únicas palabras que salen de la boca de Juan son “yo nunca te dejaré porque te necesito, siempre estaré a tu lado”.
Al principio Daniela sentía alivio al escucharle, pero ahora, incapaz de dejarle, son para ella una losa que le cae encima.
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¿Tan enamorada está Daniela como parece?
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¿De verdad no podría vivir sin Juan?
NO.
Consciente o no Juan del efecto que causa en Daniela, y consiente o no Daniela de que entra en modo “no puedo ser feliz sin pareja”, la realidad es la que es, y esta situación se repetirá entre ellos hasta el infinito y más allá.
O mejor dicho, hasta que alguno de los dos cambie el escenario, y ya imaginamos todos a quién le va a tocar, ¿verdad?.
Mi propuesta:
1.- COGER DISTANCIA…
Lo primero es que Daniela se dé cuenta de que no es Juan el único que puede provocar en ella este efecto mágico, sino que cualquiera que tocara ese mismo interruptor, activaría esa vieja creencia que le hace anhelar una pareja más allá de lo razonable.
¿No te parece que Daniela es un poco más libre al saber lo que provocan en ella las palabras de Juan?
¡Ahora Daniela tiene alguna posibilidad!
Antes de entrar en piloto automático puede coger distancia y reaccionar de otro modo.
Ya no es esclava de su automatismo, aunque la inercia sea muy grande, lo sé.
Daniela puede interpretar lo que escucha de otro modo. Evitar convertirse en un robot que no piensa y darse cuenta de que, no sólo no tiene delante la pareja ideal que siempre soñó, sino que vive esclava de una creencia que la destruye.
¿Cómo puede cambiar Daniela su creencia si lleva toda la vida aferrada a ella?
2.- APRENDER A TOMAR DECISIONES…
Sabiendo como sabe que esta relación la está matando, Daniela puede “aprender a decidir” y dejar a Juan, en lugar de quedarse esperando a que sea él quien tome esta decisión.
Digo “aprender a decidir” y no “decidir” porque seguramente a Daniela le cueste tomar decisiones en general. Por eso sería bueno que “ensaye” su autonomía en situaciones más sencillas para ella.
3.- DEJAR DE ESPERAR
Nada de esto tiene sentido si Daniela no “deja de estar a la espera”. Abandona su modo pasivo de vivir la vida y se coloca en modo activo.
Deja de esperar que alguien la haga feliz y asume que su bienestar y su felicidad son cosa suya y de nadie más.
Aviso a navegantes: no todo el mundo está dispuesto a hacerse cargo de su vida, sobre todo si nunca antes lo ha hecho. Así que todos mis respetos si tú eres una de esas personas, sólo te aconsejo que te des cuenta de ello. Esto va tanto por Daniela como por Juan, víctimas ambos de su ceguera.
Siento decirte que, a pesar de todo, es posible que Daniela decida continuar su relación con Juan. La diferencia es que ahora, conocedora de lo que le sucede, ella sí estaría eligiendo su destino, y aquí ni tú ni yo tenemos ya nada que decir, más que desearle mucha suerte.
Seguro que te has dado cuenta…
Ahora también Juan puede decidir y cambiar el escenario, porque como en toda relación, cada uno de ellos es responsable al 50% de su situación.
Una vez descubierta la dinámica que existe entre ellos, ambos pueden actuar si quieren cambiar las cosas, pero el sentido común nos dice que sólo actuará el que menos a gusto esté.
gracias
Hola,
Gracias a ti, Un abrazo!