Si te sientes mal… deja de pelear.
Poco más hay que hacer para que la vida no nos resulte un castigo.
Si buscas fórmulas mágicas o motivaciones a lo grande, pierdes el tiempo, porque nada funciona si tú no estás en la ACTITUD ADECUADA.
Tu ACTITUD es un estado de predisposición que alcanzarás precisamente sin hacer cosas importantes, si no estando en las cosas pequeñas y dejando de buscar soluciones.
Quizás oír esto no te guste. Estupendo, eso quiere decir que te has dado cuenta de que tengo razón, porque algo dentro de ti te recuerda que estás demasiado afuera como para mejorar las cosas.
Aquí tienes una pregunta que te ayudará a conectar con la realidad y con tu verdad.
<<<<< ¿Y qué? >>>>>
Haz conmigo este ejercicio. Te dejo tres ejemplos para que te orientes, pero tú debes definir tu caso.
Paso 1.-
Formula tu deseo incumplido que tanta frustración te causa ahora mismo:
Algunos ejemplos:
2. Quiero encontrar trabajo para sentirme valioso/a y mejor conmigo mismo/a.
3. Quiero dejar de dar vueltas a lo mismo de siempre y ser feliz.
4. (Tu caso)
Paso 2.-
1. ¿Y qué si no la tienes? (pareja)
2. ¿Y qué si aún no lo encuentras? (trabajo)
3. ¿Y qué si tu cabeza no para? (preocupaciones)
Paso 3.-
1. ¿y qué si te obsesionas?
2. ¿Y qué si vas inseguro/a?
3. ¿Y qué si no tienes ganas de nada?
Paso 4.-
1, 2, 3.- ¿Y qué si te sientes mal?
Pues que no me gusta. Quiero estar feliz. Además, me da miedo terminar con una depresión. Todos tenemos derecho a estar felices, ¿no es verdad?
Te repito la pregunta:
<<<<< ¿Y qué si te sientes mal? >>>>>
Sí, dejar de pensar y siente.
- Nota tu asco y tu rechazo. Nótalo en todo tu cuerpo.
Pon cara de asco y de disgusto. Exagéralo y “disfruta” de esta sensación. Observa bien cómo es. Sus matices, sus detalles. “Juega” con ella. Y sencillamente no quieras dejar de sentirte así, no pelees con este sentimiento.
- Al contrario, dale cabida en ti, siéntelo más. Abrázalo.
Vamos, abre los brazos y abrázalo. Estate así hasta que la intensidad emocional que sientes empiece a irse de ti.
Y ahora, sigue en lo que estás. En sentirte.
- Sólo levántate y anda.
Sí, como Lázaro. Con esta sensación de sosiego y de no pelea, sigue ahora con lo que estuvieras haciendo, sin más.
- Sigue con tu vida justo donde la dejaste cuando comenzaste a sentir tu asco.
¿Quién dijo que este bienestar de ahora fuera a ser eterno?
Pero cuando regrese tu frustración no tienes más que volver a detenerte, y volver a la pregunta más sencilla del mundo. ¿y qué?
¡Bienvenido a la vida!
¡Bienvenido a tu presente!
Aquí tienes la explicación de lo que te sucede y el motivo de lo que te he propuesto.
¿Qué sucede cuando la vida nos resulta un castigo?
- Entras en bucle porque no hay aceptación de cómo estás. Te pierdes en tu deseo de estar bien, de estar mejor. Crees que tienes que huir de tu malestar, salir de ahí, pasar página cuanto antes, y con ello sólo consigues intensificarlo.
- La clave está en que aprendas a estar como estás, SIN JUZGAR tu malestar como algo malo.
- Ahora mira a ver qué puedes hacer desde esta conciencia.
- No te encabezones y te quedes mirando lo desagradable e indeseable que es estar mal.
- Estás como estás y sólo dejarás de estar así, si dejas de pelear y haces lago.
- No te entretengas más.
- La acción es lo único que cambiará tu actitud y te sacará de dónde estás.
- No necesitas una acción extraordinaria. Sólo te hace falta una acción que tengas a mano. La más fácil, la más tonta, la menos brillante, la más insignificante.
- En definitiva, la acción que puedes hacer ahora. Hoy mejor que mañana.
Este será tu primer paso.
Si tienes la humildad para comprender esto y dejar de buscar milagros, habrás conseguido lo más importante: convencerte de que todo lo que necesitas para que tu vida deje de resultarte una carga pesada lo tienes ya.
Es tu manera diferente de estar con tu malestar y con tus circunstancias. Es tu no pelea.
Tu aceptación de cómo estás.
Son tus verdaderas ganas de estar a gusto contigo.
No necesitas más, sólo la humildad para reconocer que es así.
Cambia tu interpretación y deja que venga todo lo demás.
- Ahora estás casado con tu malestar, sea el que sea, porque si te fijas, es lo único que da sentido a tu vida. Lo único que conoces, con lo único que te manejas.
- Te aferras a él como a un clavo ardiendo por miedo a sentir el vacío que supone no tener donde agarrarte, ¿pero de verdad crees que ese vacío puede ser peor que lo que ahora tienes?
Ya sé que da miedo, pero te aseguro que nadie se ha muerto de miedo, pero sí de cabezonería y orgullo, aunque estos sean inconscientes.