¿Ya se acabaron tus vacaciones?, ¿Y cómo estás viviendo la vuelta?
Estos días oirás hablar mucho del síndrome postvacacional. ¿Crees que lo estás pasando?
Es normal que te sientas un poco triste porque se acaba el verano, y volver a la rutina no nos gusta a ninguno. Tanto si te lo has pasado muy bien, como si tus vacaciones han sido un desastre o un puro aburrimiento, la vuelta la solemos vivir como un final.
Además, llega el otoño y la naturaleza es la primera que nos recuerda que vienen cambios.
Pero seguramente esas sensaciones que ahora tienes entre dulces y amargas, tienen que ver más que con la vuelta, con otros asuntos…
Ni el tiempo ni las vacaciones por sí solas resuelven nada, pero nosotros aún lo creemos. De ahí viene nuestra depre postvacacional.
La afrontamos haciendo planes, y eso está muy bien, pero antes es bueno que repases cómo son las cosas porque si no, tus intenciones no van a durarte mucho.
1. Ya lo has visto, resulta que la paz que buscabas yéndote de vacaciones al borde del mar, a la montaña o en la terracita del bar de al lado, no se encuentra en esos sitios si es que no la llevas puesta.
¡Claro que ayuda irse a pasar unos días fuera!, pero…
No podemos pedirle a las vacaciones que además de descansar nos cambien la vida.
2. Ahora de vuelta ya sabes lo que te espera, aceptar que las cosas no se resuelven solas, y que nada cambia si no haces nada nuevo.
3. Por favor no te enganches al síndrome postvacacional. No lo utilices para eludir lo que te toca. Si tu día a día no te gusta, ¿no será que hay marea de fondo?
Para que tu vuelta no se convierta en un aterrizaje forzoso, te dejo estas preguntas:
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¿Qué emoción sientes ahora a la vuelta de tus vacaciones?
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¿De qué te has dado cuenta en relación a ti o a tu vida?
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¿Te llevaste preocupaciones que ahora siguen ahí?
Te propongo que abordes lo que tengas sin resolver antes de ponerte a hacer nuevos planes o que tus planes sean precisamente resolver tus asuntos pendientes.
Y cuando estés preparado/a entonces sí:
1.- Decide tu plan.
2.- Ve de lo general a lo concreto, y a las cosas realistas. Cosas que SI puedo incorporar en tu día a día.
3.- Nota cómo te sientes al pensar en este plan. Nivel de energía, motivación interior. ¿qué necesidades cubres con tu plan? Bienestar, compañía…, ¿realmente es algo que te apetece?
4.- Visualízate pensando en los beneficios. ¿Cómo es tu cara?
5.- Mira con qué recursos cuentas y cuáles necesitas que no tienes.
6.- Planifica en el tiempo cómo sería en la práctica.
7.- Se flexible para cambiar el plan en cualquier momento, en función de tus sensaciones y tu instinto. No te aferres a la idea original. Llévate la contraria, cambia de opinión.
8.- Utiliza el SENTIDO DEL HUMOR.