Muchas personas quieren saber si la relación que tienen se le puede llamar o no PAREJA.
Así a simple vista parece una necesidad lógica.
Necesitamos saber cómo nombrar lo que hay entre nosotros para quedarnos tranquilos.
Porque si lo que tenemos se llama PAREJA significa que he encontrado lo que estaba buscando, y que sea como sea, nuestra relación es algo estable, es lo que yo quiero que sea, aunque no tenga ni idea de lo que piensas tú.
«Yo seré tu pareja y tú serás la mía».
“Serás para mi único en el mundo, seré para ti único en el mundo”, le dice el zorro al Principito.
Por eso…
- Miguel no para de preguntarle a María si son o no son pareja.
- Aunque Clara y Jaime sí son pareja, ella no para de comerse la cabeza porque no conoce los planes de Jaime.
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Miguel y Clara necesitan certezas y creen erróneamente que llamando a lo suyo Pareja las van a encontrar.
Pero en realidad, cada uno necesita saber del otro si le quiere, cuánto le quiere, cómo le quiere, qué futuro desea, si quiere tener hijos…
Necesitan saber a qué atenerse, saber con qué contar.
Olvídate de estereotipos y de etiquetas… ¡olvídate de nombres!
La necesidad de Miguel y de Clara es otra:
- Miguel en realidad que quiere saber si María está dispuesta a aceptar su estilo de vida: viajes y hobbys que le requieren gran parte de su tiempo libre.
- Clara necesita sin falta saber si Jaime quiere formar una familia en los próximos dos años.
¿Cómo lo ves?
Detrás de la necesidad de llamar a lo nuestro pareja está la duda de no saber si queremos lo mismo, si pensamos igual en relación a lo nuestro.
Si no tuviera esta incertidumbre me daría igual si lo nuestro se llama Pareja o se llama X.
Si te fijas tanto Miguel como Clara reclaman a “sus parejas” lo que no les están dando.
Está claro que lo que tienen ahora mismo en su relación no les cuadra, no es lo que ellos desearían, o lo que esperaban. Quizás no es lo que “sus parejas” les prometieron, que también sucede…
Esto es lo importante y lo que deben resolver.
Que seamos pareja no significa que queramos lo mismo y que a partir de ahí pueda reclamarte lo que yo te doy sin haberlo hablado contigo. Esto sería hacer trampas.
Por eso, en lugar de buscar etiquetas y suponer que llamamos Pareja a lo mismo, o de convencernos que no necesitamos llamar a lo nuestro de ninguna manera…
¿No sería mejor hablar abiertamente de lo que yo necesito y tú necesitas, y de lo que yo ahora mismo puedo darte y lo que tú eres capaz de compartir conmigo?
Y si nos ponemos de acuerdo, luego ya decidiremos cómo se llama lo nuestro si es que se llama de algún modo.
Sabemos que tanto si le llamamos PAREJA como si no le ponemos nombre, lo importante no es lo que entiendan los demás sino lo que nosotros pensemos, porque cada cual va entender lo que quiera y será justo lo que esa persona desee para sí misma.
Siguiendo con la etiqueta más habitual, la RAE dice que PAREJA es el conjunto de dos personas en una relación afectiva más o menos formalizada.
No te quedes en las etiquetas y averigua cuánto antes si tú y tu pareja queréis lo mismo.
Las relaciones de pareja funcionan mejor cuando son generosas y no se espera nada a cambio. Encontrar a la otra persona que también dedica su tiempo y esfuerzo por amor es uno de los grandes retos. En el camino hay muchas personas que se aprovechan y pueden llegar a hacer daño.
Hola Carlos,
Gracias por tu aportación. No hay daño si sabe cada uno lo que puede esperar del otro, y esto solo sucede cuando se habla abiertamente de «lo que yo espero de lo nuetro» y de «lo que tú esperas de lo nuestro», pero a veces el miedo a comprobar que no esperamos lo mismo nos hace estar en relaciones en las que no sabemos en realidad lo que necesitamos saber. Un abrazo!