Seguro que estos días estás deseando encontrar buenas ideas para el montón de cosas que se avecinan.
¿Crees que no te vendrían nada mal buenas ideas para…?
- Hacer los mejores regalos.
- Este año poner un árbol de Navidad alternativo.
- ¡Irte de viaje!!!
- No repetir los mismos platos en la comida de Navidad o la cena de Fin de Año.
- Decorar la casa sin gastarte mucho y que te quede como si estuvieras en Ikea.
- Preparar una mesa diferente, o la misma sin que lo parezca 🙂
- Soportar las impertinencias de tu suegra.
- Llevar lo mejor posible a tu cuñado/a en la comida de Navidad.
- Resistir la Nochebuena sin desear que las Navidades terminen en ese mismo instante.
- Sobrevivir a las colas de los centros comerciales.
- Etc, etc…
¡No te puedo dar buenas ideas para todas estas cosas!
Sin embargo, estos días estoy pensando en la manera de vivir estas Navidades sin dejarme arrastrar ni por el consumismo, ni por la nostalgia, ni por el rechazo que todo esto me provoca…
¡He decidido no pelearme con las Navidades!
Ni para bien ni para mal. Quiero que estos días no me desequilibren.
Quiero quedarme con las cosas buenas: vacaciones, ver a personas que no veo todos los días, reírme con mi familia, echar de menos a los que no están, hacer balance saludable del año…
Todo esto vivido sin un espíritu navideño mal entendido me resulta muy interesante.
Así que aquí va la primera idea para que estos días sean lo que deseo y deseas:
1ª IDEA: Encuentra el punto en todo lo que vivas.
A lo mejor el único cambio que necesitas es tu actitud. Tu manera de sentir lo que sucede, tu predisposición.
Las Navidades no son el momento de esperar milagros. Ni de empeñarte en que nadie se comporte como “debería”.
Precisamente sucede al contrario, nos ponemos por fuera nuestras mejores galas, intentando disimular lo que llevamos dentro. Entonces igual que cuando te piden que no pienses en un elefante rosa, este es lo primero que te viene a la mente… cuando te propones ser “mejor persona” para que todo vaya bien, es justo cuando te sale la peor mala leche.
Y es que parece que lo que llevas dentro ha encontrado su momento de gloria. Pero de verdad que no es el momento de reivindicaciones. Simplemente estás en una reunión familiar, no la conviertas en un escenario.
Y si no te sientes con fuerzas de quitar hierro a la situación, si no encuentras el punto en ti y no logras contemplar las cosas con la distancia y la ecuanimidad que necesitas, es mejor que te retires.
Y para compensar el estrés y equilibrarte…
Aquí va la segunda buenísima idea!
2ª IDEA: Date tus momentos especiales.
Escapa sin huir, sólo auséntate unos instantes y recupera tu energía.
Es tu momento nescafé si eres cafetero como yo, o tu momento chocolate si eres goloso.
Pero ten cuidado…
No confundas momentos especiales con premios consoladores. No necesitas consolarte, necesitas estar en paz contigo.
Premiarte por lo que estás siendo capaz de soportar es colocarte tú mismo en el rol de «víctima de las Navidades».
Recuperar tu equilibrio es dejar de creerte que debes soportar nada.
¿Detectas la diferencia?
Pues ojalá sientas que puedes hacer tuyas estas ideas, y si ves que las mejoras, cuéntanoslo a todos para que aprovechemos tu experiencia.
Ahora sí,