Esta palabra está tan de moda que a todo lo llamamos crisis. Los altibajos no tienen por qué convertirse en verdaderos problemas de pareja.
No quiero trivializar, pero la mayoría de las veces sólo se trata de malentendidos prolongados en el tiempo que se convierten en rutinas que no paramos de repetir.
Pero atención, lo que si es cierto, es que estos malentendidos si no se atajan pueden terminar en crisis de verdad.
Para que veas lo fácil que es pasar de una cosa a la otra, te pongo el ejemplo de Rosa y Javier.
Vamos a ver cuál es su malentendido.
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Pero primero tenemos que saber qué es un malentendido. Pues, algo así:
Yo espero que tú adivines lo que quiero y no te cuento, y tú esperas que yo adivine lo que has entendido.
Javier quiere tener hijos más adelante, pero no ahora, pero no se lo cuenta a Rosa, sólo le dice que no sabe, entonces ella entiende que Javier no quiere tener hijos, pero tampoco se lo dice ni se lo pregunta por miedo a confirmar tus sospechas.
Así que Javier actúa en función de lo que quiere, que es tener hijos más adelante y no en función de lo que dice.
Por eso ahora no se plantea montar la habitación de los niños, pero no le explica a Rosa el por qué.
Y Rosa actúa en función de lo que ha entendido, que es que Javier no quiere tener hijos y por eso está decepcionada y no quiere tener relaciones con él.
EN RESUMEN, Javier espera que Rosa adivine lo que en realidad quiere y no le cuenta, que es tener hijos más adelante, y Rosa espera que Javier adivine lo que ha entendido, que es que no quiere tener hijos.
Y cada uno esperando a que el otro se dé cuenta de lo que de verdad quiere, pero no dice, se va decepcionando.
Javier se decepciona porque ve que Rosa no quiere tener relaciones con él y su decepción le lleva a creer que ya no le quiere.
La decepción de Rosa le lleva a no querer tener relaciones con él y pensar que ya no la quiere.
Pues aquí tienes cómo un malentendido mantenido en el tiempo termina afectando de tal manera a su conducta, que ambos acaban creyendo que no se quieren.
A esto sí le podemos llamar una auténtica crisis porque puede dar a pique con su relación.
Pero recuerda que todo empezó por un malentendido que se hubiera resuelto si cada uno en vez de adivinar lo que piensa el otro, le comunica lo que quiere en su momento.
- Si Javier le cuenta a Rosa que quiero tener hijos, pero no ahora, ella ya no puede pensar que no quiere hijos y entiende por qué no quiere montar la habitación de los niños.
- Si Rosa comprueba si Javier quiere o no tener hijos, en vez de pensar que no los quiere, no se decepcionaría y no dejaría de desear estar con él.
Cuando nos contamos lo que queremos, nos ahorramos los malentendidos y conseguimos que nuestra conducta sea coherente.
Así que antes de llamar crisis a lo que os sucede, por favor intenta hablarlo con tu pareja y resuelve los malentendidos antes de que se conviertan en una bola de nieve y terminen de verdad resultando una crisis.
Como ves el secreto está en adivinar y callar menos, y comunicar más.
No te calles lo que piensas, ni digas verdades a medias y así te ahorrarás muchos problemas en tu relación.