El lunes por la mañana Lola llegó a la oficina tan contenta de que hubiera terminado el fin de semana, que en el primer café con sus compañeros su mirada no era la de siempre. Estaba analizando fríamente las posibilidades de liarse con alguno de ellos (sin saberlo).Ella te hubiera dicho que sólo quería tontear un poco para quitarse el mal sabor de boca de la bronca que tuvo el domingo con su chico, pero la realidad es la que te he dicho.
De acuerdo que Lola no era consciente de que necesitaba resarcirse ligando con alguien, sin embargo, eso no significa que no sea cierto.
Somos así de humanos…
Nos saltamos a la torera nuestros verdaderos sentimientos cuando no nos gustan, y los negamos si hace falta.
Lola no puede reconocer que el lunes llega a la oficina con unos deseos irresistibles de vengarse de la frustración del fin de semana. Esto suena tan feo y dice tan poco de ella, que aunque lo note por dentro, jamás lo reconocería.
Como Lola hacemos todos, nos tapamos los ojos.
La infidelidad de Lola comienza justo delante de la máquina de café. Así como lo oyes.
“Yo no lo iba buscando”, “ no sé cómo ha podido suceder”, “ ese día me miró de forma distinta”, “ cuando me invitó a comer, no vi nada malo en ello”, “ en realidad sólo somos compañeros de trabajo y ya habíamos comido otras veces juntos”, “ me preguntó y me vino muy bien contarle a alguien lo mal que lo estaba pasando con mi novio”, “ sentí que con él si podía hablar de mis sentimientos”, “ tuvo mucha paciencia conmigo”, “ me sentí tan comprendida que cuando me cogió la mano no supe qué hacer”, “ a los dos días me invitó a tomar algo al salir del trabajo y pensé que no tenía por qué pasar nada”, “ ahora no puedo irme a casa ningún día sin haber si puedo verle al salir del trabajo”, “esto se me está yendo de las manos”.
¿Me habré enamorado?, se pregunta Lola.
Y yo te pregunto a ti, ¿te queda alguna duda de que Lola está sacando un clavo con otro clavo?
Un inciso: No sabemos si Lola se ha enamorado o simplemente se ha «enganchado» a su compañero. Lo digo para no desmerecer esa maravillosa etapa de enamoramiento imprescindible para construir un amor verdadero.
Pero sigamos…
La cuestión es que parece que a Lola no le queda otra opción que sucumbir ante la atención de su compañero de trabajo, y esto no es así.
La clave para evitar “enamorarnos” si no queremos, está en esas señales de atracción iniciales.
En circunstancias así nos dejamos llevar como si enamorarnos fuera algo que no podemos evitar, y lo hacemos porque en el fondo sabemos que este enamoramiento, que se nos antoja tan repentino, puede ser la llave para un cambio en nuestra relación actual.
¿Ves cómo sabemos más de lo que creemos cuando se trata de ser infieles?
Otra cosa es que queramos ser conscientes de ello.
A falta del coraje suficiente para reconocernos que las cosas no funcionan, dejamos que sea el destino el que resuelva por nosotros.
Caemos en la infidelidad con más conocimiento de causa del que parece.
Por eso te pregunto si has ido infiel alguna vez o tienes pensado serlo.
Tú decides.
- Una posible infidelidad delata que algo no funciona en tu relación actual.
- Puedes centrarte en resolverlo, o puedes ser infiel para provocar antes o después un desenlace.
- Calibra tus fuerzas, elige los momentos, mide los riesgos, y piensa en el dolor que os puede suponer a todas las partes.
El problema es que el clavo ardiendo de la infidelidad enturbia tanto nuestros sentimientos que corremos el riesgo de enzarzarnos en lo menos importante pero más intenso, y dejar de lado lo que te decía, lo que no funciona ahora en tu relación.
Si vas a ser infiel que sea sabiendo lo que haces y por qué. Lo de evitarlo o no ya lo dejo en tus manos.