¿Para qué necesito yo a este hombre a mi lado?
¿Para qué me sirve a mí esta mujer?
Te aseguro que estas son preguntas reales.
Y como todas las preguntas que suceden en una pareja, son dignas de respeto, pero también de análisis, porque no me digas que no te rechina oír hablar así a alguien de su pareja. A mí sí, lo confieso.
Manuela lo dice sin reparos.
“Si Felipe no me ayuda en la casa, ya no me lleva a los sitios, me tengo yo que encargar de los bancos, de hacer la compra, y todo lo demás…”
¿Me quieres tú decir para qué me sirve a mí este hombre?
Cuando Manuela se refiere a Felipe, su marido, parece que estuviera hablando de un utensilio o de un sirviente.
Escuchándola, dan ganas de decirle: “Pues es verdad, si ya no te sirve, no sé qué puñetas haces con él”.
“Porque si dijéramos que luego se puede hablar con él o hacer algo, pero él va a lo suyo”, continúa diciendo Manuela.
Reconozcámoslo:
En las relaciones de pareja somos tremendamente utilitarios.
INCISO: el utilitarismo es la actitud que valora exageradamente la utilidad.
Pero hay más… Y si no sé para qué me sirve, entonces…
¿Qué hago yo a su lado?
Si tú también te estás preguntando lo mismo, por favor ¡resiste la tentación de responder impulsivamente!
Antes vamos a otro lugar…
Empecemos por Manuela, empecemos por ti.
¿Cómo es que Manuela necesita que Felipe le resuelva el día a día?
Vale que hay que compartir y todo eso…
Pero en vez de compartir, más parece que Manuela y Felipe se han acostumbrado a utilizarse mutuamente, de tal modo que toda su relación ha quedado reducida a un INTERCAMBIO DE INTERESES.
Conjuguemos ahora mismo el verbo UTILIZAR en pareja.
Por suerte esta ecuación resulta tan complicada, que antes o después deja de funcionar y nos toca revisar lo que hay entre nosotros.
Y digo yo,
¿Por qué no pruebas a ser más AUTÓNOMO e intentas necesitar menos a tu pareja?
ANTI-EXCUSAS: Si este plan no te parece justo porque tu pareja no va a hacer lo mismo, proponle que busque su propia autonomía y deje de utilizarte. 😉
¡Prueba a ver qué pasa!
Porque cuando dejes de necesitar a tu pareja ya estarás preparado para responderte:
¿Qué hago yo a su lado?
Recuerda que mientras no seas autónomo, tu respuesta estará demasiado condicionada como buen utilitarista que eres.
AVISO: A veces nos da tanto tiempo dejar de necesitar al otro por miedo a descubrir que ya no nos une muy poco, que preferimos seguir como si nada, convirtiendo poco a poco el amor en DEPENDENCIA MUTUA.
Lo malo es que cuando una relación termina reducida a un intercambio de necesidades se suceden los chantajes, aparece el resentimiento, y la frustración, y lo peor de todo, nace una insoportable sensación de SOLEDAD a pesar de estar acompañado.
Es el fruto de haber perdido la CONFIANZA y la INTIMIDAD con esa persona que un día amamos.
Para que no te asuste ganar autonomía y llegar a la temible pregunta (¿Qué hago yo a su lado?), te aseguro que cuando estés ahí descubrirás cosas que ni te imaginas.
¿Descubrirás qué aún hay amor?
No lo sé… quizás sí, quizás no.
Tal vez después de coger autonomía descubras nuevas dependencias aparentemente menos utilitaristas del estilo:
- “Sin Felipe me cuesta mucho tomar decisiones”.
- “Sin Manuela no me apetece relacionarme con la gente”.
¿Y a esto ahora cómo le llamamos?, ¿Es Amor o es Dependencia?
¿Tú qué crees?
Seguimos sin saberlo, y seríamos muy osados si afirmáramos lo contrario.
Porque… DEPENDE.
La respuesta será diferente para cada pareja.
O dicho de otro modo…
Llegados a este punto hay tantas respuestas como relaciones existen. ¡Total nada!
Sólo me atrevo a decirte que:
Cuando no necesites a tu pareja (utilitariamente) será cuando realmente descubras PARA QUÉ le necesitas (en tu propio plan de vida).
Ahora te toca a ti decidir si quieres explorar este lugar de autonomía y preguntas “atrevidas” o prefieres seguir en el utilitarismo de ahora.