Hoy en día algo tan inocente y que ayuda a comunicarnos porque es menos intrusivo que una llamada e igual de directo, se ha convertido en un arma peligrosa.
Pero cuidado!, el WhatsApp no tiene la culpa,
el problema está en el uso tan irresponsable que hacemos de él y en el abuso,
porque lo utilizamos mucho y mal.
Esto en general, pero ya si nos ponemos a hablar de pareja, que quieres que te diga, estamos utilizando el WhatsApp la mayoría de las veces para ocultar lo que realmente sentimos y para controlar al otro. Sobre todo cuando estamos iniciando una relación, en esa etapa en la que aún no somos nada y no nos conocemos mucho y queremos gustarle al otro.
A ver si te suena alguna de estas situaciones:
1.- ESPERANDO
“Lo ha leído, pero no me dice nada. A esta hora ya se ha levantado, o está en el gimnasio, o ya ha salido de trabajar, entonces, ¿por qué no me contesta?“,
Esta es la pregunta que nos repetimos sin parar, mientras miramos el móvil 30 veces seguidas y notamos que nuestra ansiedad y nuestra mala leche van en aumento. Tu cabeza te dice que algo está pasando.
“Nunca me había pasado, pero desde que estoy con Luis me paso el día mirando el móvil.”
¿Por qué hacemos esto?
2.- LAS MENTIRAS
“Le voy a poner carita sonriente para que no piense que me he enfadado porque no quiero que vea que esto me afecta”.
“No quiero que se dé cuenta de que me importa”.
¿Por qué mentimos tanto en el WhatsApp?, ¿por qué necesitamos disimilar nuestros sentimientos?
En realidad, es lo mismo que haríamos en persona, decir que no pasa nada y poner buena cara, cuando nos ha decepcionado lo que nuestra pareja acaba de decirnos o lo que acaba de proponernos o no proponernos.
Un ejemplo: “Llega el miércoles y estoy esperando que mi pareja me pregunte si nos podemos ver el sábado, pero como no me dice nada, el jueves por la tarde ya no puedo más y en vez de preguntarle si quedamos, le digo que he visto que el sábado estrenan una peli que me gustaría mucho ver, sin añadir nada más».
Entonces mi pareja me responde ya tiene planes esa tarde y no me explica nada más.
Yo le contesto: “No importa» + carita sonriente.
Pero por dentro estoy decepcionada y rabiosa. Esperaba otra respuesta y no quiero que se de cuenta de que me estaba haciendo ilusiones y deseaba mucho verle/la.
3.- LOS CAMBIOS DE COMPORTAMIENTO
Esto es más propio del género femenino, pero también pasa al revés. “Estoy harta, yo me esfuerzo y le escribo mensajes estupendos, le digo como estoy y le pregunto por sus cosas y el sólo me responde con un hola, o todo bien…”.
“Antes se esforzaba más, pero ha cambiado y cada vez me dice menos. Me explica que no le gusta el WhatsApp y que no está pendiente del móvil todo el tiempo, pero veo que lee mis mensajes, ¿entonces por qué no responde?, yo siempre le respondo.”
Tu pareja se está comportando de forma distinta y tú lo notas.
4.- LAS INDIRECTAS
“Le he mandado un WhatsApp y le he dicho que mañana salgo antes, a ver si me dice que quedemos.”
“solo pongo hola a ver si se anima y me cuenta algo más”.
Le pregunta es:
En realidad, ¿qué quieres saber o que quieres preguntarle a tu pareja?.
Todo esto por supuesto acompañado de muchas caritas de todo tipo.
Piensa que es difícil que el otro adivine lo que quieres saber o lo que esperas que haga, y piensa que te vas a sentir muy frustrado/a si no pilla tus indirectas. ¿así que para que te sirven? Te lo digo yo… para enrarecer el ambiente.
5.- LAS DIRECTÍSIMAS
Este es el caso contrario, haces a tu pareja una pregunta muy directa a ver si te responde.
Por ejemplo: “Te noto raro, ¿te pasa algo?”.
Piensa un momento, ¿qué esperas que te responda a una pregunta así?. O dicho de otro modo,
¿Cómo va a responderte por WhatsApp a una preguntas así, tan de fondo?
Vamos a reflexionar un momento…
¿Cuáles son tus intenciones?
* Intentas adivinar lo que realmente te ha dicho, interpretas tantas caritas y mensajes cortos porque no te fías de lo que te ha puesto. Piensa que en realidad tú sueles hacer lo mismo y también sueles disimular lo que realmente sientes y te lías a poner caritas divertidas.
Vamos que mantenéis una conversación de besugos, en la que ambos sabéis que estáis disimulando y lo sabéis. ¿esto realmente para que sirve?
* Quieres controlar a tu pareja, reconócelo, no está contigo, pero quieres saber lo que hace, donde está… ¡y hasta qué piensa!
Estas son las consecuencias de utilizar el pobre WhatsApp para lo que no es.
Queremos sustituir el teléfono y las conversaciones presenciales ocultándonos detrás de los mensajes y encima adornando todo con símbolos que maquillen lo que realmente pensamos y sentimos.
Tenemos que tener claro que:
- La inseguridad que tienes acerca de que lo vuestro avance se refleja en tu comportamiento con el WhatsApp.
- El WhatsApp no es el medio para comunicarse, para hablar ni para resolver cualquier conflicto.
- No puede ser la manera en la que midas el interés por el otro.
SOLUCIONES:
Habla con tu pareja y pregúntale como utiliza él el WhatsApp normalmente: si escribe mucho, si siempre contesta, si responde enseguida.
Si tu pareja cambia su comportamiento también háblalo en persona.
“Quería darle las buenas noches, quería decirle buenos días, quería…”
Observa tu necesidad de comprobar continuamente que cuentas con esa persona, míratelo.
¿Por qué no te vale con que lo haya leído?, ¿Por qué esperas que te responda?
¡Cuidado con caer en una obsesión!.