Alguien me dijo hace poco que le daba vergüenza bailar.
Y yo enseguida recordé que de adolescente era incapaz de articular un solo movimiento delante de nadie. Me decía a mí misma que era tímida.
¡Qué curioso esto de la timidez!
Los tímidos sabemos mucho de ese temor a exponernos.
Notamos en nuestro cuerpo el miedo a que nos rechacen, aunque a esa sensación no le llamemos así. De adolescente nunca hubiera dicho que tenía miedo a ser rechazada, aunque sintiera algo dentro de mí que me hacía estremecer ante la idea de hablar en público, bailar, o hacer cualquier otra cosa que atrajera la atención de los demás sobre mí durante más de dos segundos.
¿Me entiendes?, pues entonces… ¡Bienvenido al mundo de los tímidos!
Volvamos al baile.
Si te da vergüenza bailar delante de los demás, hacer biodanza, ir a clases de batuca, de salsa, de teatro, o de cualquier otra cosa que signifique expresarte a través del cuerpo…
Dime, en el fondo, ¿hasta dónde estás deseando hacerlo?
Antes de que lo niegues, detente un momento y piensa, ¿si estuvieras sólo y nadie te viera, cuánto te gustaría hacerlo?
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Imagínate en una habitación totalmente a solas, encerrado a cal y canto, con la música a tope y escuchando por ejemplo…
- A los Bee Gees en “Stayin’ Alive”
- A Queen en “I Want To Break Free”
- A Madonna en “La Isla Bonita”
¿Te resistirías a mover el cuerpo?, con verguenza o sin ella,
¿Te atreves a sentir la música y dejar que tu cuerpo se exprese?
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Por ridículo que te sientas, prueba, permítetelo.
Si lo haces, descubrirás lo que es traspasar tus propios límites.
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Déjate llevar, y siente que te estás excediendo, que estás en zona prohibida,
¿Qué sucede?
Hasta puede que te ruborices a pesar de estar solo, porque trasgredir lo permitido, hace que te cuestiones y te sientas ridículo, inadecuado, fuera de lugar, o como prefieras llamarlo.
Pero seguro que sientes algo más, una sensación de “estoy en un lugar nuevo”, este lugar se llama INTIMIDAD.
Es un lugar donde tu conciencia se abre para que entres en contacto contigo mismo.
Porque más allá del temor a que los demás te critiquen, está el miedo a reconocerte tal cual eres, en toda tu intensidad y sin juicios.
Tu crítico interior te impide tener intimidad contigo por miedo a no gustarte.
No hace falta la música, ni el baile ni nada para adentrarte en este espacio, pero si nunca has estado antes en él, todo lo que te transporte hasta aquí te vendrá bien.
- Puedes moverte lentamente como si pisaras nubes y temieras hundirte.
- Puedes acariciarte como si tus manos tuvieran permiso para explorarte, y sentir tu rostro y tu cuero cabelludo como si tus dedos fueran ráfagas de viento.
- Puedes dejarte llevar por tus sentidos, y olerte y mirarte y tocarte hasta donde te des permiso, y así averiguar cuánta intimidad tienes contigo.
- Puedes escuchar tu corazón, y descubrir si llora y se queja, o si a pesar de ti, sonríe aunque tu mirada le diga que es tan inapropiado como el comentario inoportuno de un niño.
CONTACTA contigo, intimida.
Te cuento un par de secretos:
2. Si eres tímido, en el fondo te encantaría que se fijaran en ti.
Reconoce lo que te gustaría ser visto, que te miraran, te admiraran, te escucharan. Ser el centro de atención y tener tu momento de gloria.
Si quieres no se lo cuentes a nadie, pero por dios, reconócetelo a ti mismo. Permítete admitir lo que necesitas la admiración, el respeto y la mirada ajena. No te lo niegues porque sería lo mismo que intentar no reírte cuando alguien tropieza delante de tus narices y cae al suelo como un pato.
Esta es tu realidad, y tu timidez viene a contártela disfrazando tu deseo de notoriedad, con recato y conveniencia.
Pero no es tu timidez la que te impide salir del armario, sino tu intransigencia y tu perfeccionismo.
Si no me crees, prueba a traspasar tus límites, baila, habla en público, exponte, sin pretender hacerlo bien, sin exigirte quedar fenomenal, y averigua hasta dónde te permites no dar la imagen estupenda que pretendes.
Es tu mente controladora la que no permite que los demás te vean cómo eres, y sólo quiere que te muestres haciéndolo todo perfecto.
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Es tu mente la que necesita disfrazarse de timidez porque no soportaría el juicio de los demás.
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Lo que hay dentro de ti, necesita expresarse, y le vale con hacerlo sin esperar ningún resultado.
Así que tú decides hasta cuándo vas a esconderte y contarte, como yo hacía, que eres tímido.
Hola Mercedes!
Intento trascender la «timidez»…
Lo que pasa que también soy muy introvertida.
Ya he hecho muchas cosas en las que he sido el centro de atención, sobre todo por cuestiones laborales.
Y lo que me llama desde hace años es bailar. De pequeña hice ballet y flamenco, pero me desapunté porque no soportaba la idea de que me miraran… Después probé de nuevo con el flamenco pero me sentía muy patosa. He ido dejando pasar las ganas de bailar hasta hace unos meses que me apunté a biodanza. Me llama mucho pero también me cuesta exponerme… En principio haré la formación… No sé muy bien si después seré facilitadora… Me gustaría, pero… ¡me pongo nerviosa!
¿puedo dedicarme a ello con mis características…?
¡Gracias por el artículo!
Hola Rebe,
Quizás el perfeccionismo te esté matando, ¿no crees?. Justo las personas tímidas son las que más se quieren exponer, suele pasar así, lo que sucede es que no sólo quieren exponerse, también quieren hacerlo bien y ser admiradas. Disfruta de bailar y olvídate de lo bien o lo mal que te sale, y verás cómo te olvidas de tu timidez.
Gracias por compartir tus temores, si te fijas es también un modo de exponerte. Un abrazo!