¿Eres de los que al oír la palabra muerte se te ponen los pelos de punta?
Pues sigue leyendo porque lo que te voy a contar es fácil que te haga ver las cosas de un modo diferente.
Dicen que la madre de todos los miedos es el miedo a la muerte.
Quizás estés harto de escuchar que el miedo a la muerte, en realidad no es más que miedo a vivir, miedo a la vida.
Pues lo que faltaba, ¡ahora resulta que tengo miedo a la vida!
- ¿No es vivir algo que hacen instintivamente todos los seres vivos? , dice Alexander Lowen.
- ¿Por qué entonces necesita uno usar su voluntad o tomar una decisión para vivir?
Me estremecí al leer en el artículo de este señor: “La voluntad de vivir y el deseo de morir”, el caso de la niña que sus padres dejan llorar hasta el agotamiento.
Ella, harta de llorar, cuando ya no pudo más, estuvo cerca de la muerte porque tuvo la sensación de haber alcanzado el límite de su energía. En ese episodio que muchos padres consideran “educativo”, la niña sintió una cercanía a la muerte que no podrá olvidar.
Lowen nos dice que para sobrevivir, la niña suprime su anhelo de contacto y de amor, convencida de que no tiene sentido llorar por algo que no puede obtener.
La niña aprendió algo: si quieres vivir, no quieras mucho, no sientas mucho, no respires mucho.
Pero seguramente sus padres creyeran que la niña aprendió a dormirse sola, ignorantes de la mutilación emocional a la que acababan de someter a su hija.
No hace falta que te diga hasta qué punto estoy de acuerdo con la conclusión de este autor.
Cuando se inmoviliza el deseo de vivir, se hace evidente el deseo de morir.
Dicho de otro modo, si vivir es algo que hacemos instintivamente todos los seres vivos, seguro que sólo renunciamos a vivir cuando las circunstancias son tan insoportables que se activa en nosotros otro deseo también innato y adaptativo, el deseo de morir.
Abandonamos el deseo de vivir cuando es más sabio desear morir.
Tu gato dejará de comer si cree que su malestar ya no tiene remedio. Se dejará morir instintivamente.
Cuando una persona llega a un límite físico o emocional hace lo mismo. Despierta en su interior su deseo de morir. Pero esto no significa que se deje morir físicamente, sino que inconscientemente a partir de ese momento, en el que por un instante ha sentido tan cerca la muerte, la persona sabe que para vivir tiene que esforzarse.
Necesita usar su voluntad y tomar la decisión de vivir, porque en el fondo, y sin saberlo, abandonó el deseo natural de vivir y conectó con el deseo de morir. Por lo tanto ahora vivir le supone una continua pelea.
Esta pelea es la que Lowen llama “Voluntad de vivir”.
Para recuperar el deseo de vivir y abandonar esta lucha que supone vivir (voluntad de vivir) dice que sólo nos queda un camino:
ATRAVESAR EL PROPIO DESEO DE MORIR.
Es como si para llegar al oasis, antes hubiera que atravesar el desierto. No nos queda otro remedio, puesto que perdimos el instinto natural de supervivencia, y ahora en lugar de vivir, lo que hacemos es sobrevivir.
Si queremos volver a vivir sin esfuerzo tendremos que aceptar que detrás de esta vida de ahora que nos resulta tan cansada, hay escondido un deseo natural de morir.
Descubrir este deseo, conectar con él, aceptar que está ahí, mirarle sin miedo a la cara, es el único camino para volver a sentir la ilusión por vivir. Esa alegría que nunca desapareció, pero a la que renunciamos porque no queríamos sufrir más.
Como te decía, el miedo a la muerte en el fondo es miedo a la vida.
Si hablamos de “miedo a la muerte” nuestra mente lo comprende mucho mejor, y se queda más tranquila. Pero además puede que tenga otro motivo para llamarlo “miedo a la muerte”, ya que en realidad ella sabe cuándo se despertó nuestro deseo natural de morir, aunque no estemos dejando que asome.
Queda mucho por decir sobre la muerte y la vida, y sobre el miedo y el deseo, así que seguiré contándote en próximos artículos: ¿Sabes qué es la Anestesia Emocional y qué precio tiene?,…
Pero por ahora… ¿tienes más claro de dónde viene el miedo a la muerte?