Mi ego se ha enamorado porque le has dado lo que deseaba.
Roberto le dice a Sonia (esperando recibir un halago): «¿Qué te gusta más de mí?«.Enseguida Sonia se da cuenta de lo fácil que lo tiene, y no puede resistir la tentación de “caer en la trampa” con toda la intención del mundo, por eso le responde…
Sonia: «Me gustan mucho tus ojos. Nunca había visto unos ojos tan bonitos en un chico. En mi barrio había un chico que los tenía preciosos, pero no tanto como los tuyos.»
Roberto (sonriente y a punto de explotar en su propia camisa): «¡Qué bien! La verdad es que no eres la única que me lo ha dicho».
¡Aquí lo tienes!
Delante de nuestras narices tenemos un ego enamorado, el de Roberto, y otro ego conquistador, el de Sonia.
Sin ninguna duda.
No siempre resulta tan fácil conseguir que el ego de la persona que tenemos enfrente se enamore de nosotros, porque no es tan evidente lo que necesita.
Pero la mayoría de las veces es muy sencillo, para que nos vamos a engañar.
Sandra está de bajón, por eso ha decidido darse un capricho. Se ha propuesto seducir al chico que ve todos los días desayunando. ¿Por qué no?
Sabe que si consigue que se fije en ella, se va a sentir muy poderosa. Así que le mira, se acerca, le sonríe y le dice un hola que haría derretirse al polo norte enterito.
Cuando el chico la corresponde devolviéndole la mirada, es Sandra la que se derrite y rápidamente llega a la conclusión de que se ha enamorado a primera vista.
¡Aquí tienes otro ego enamorado!
Y ya van dos!!! El amor entre egos funciona así.
Yo me fijo en ti (tu ego) y tú te fijas en mí (mi ego), nos damos lo que necesitamos y zas… ¡surge el amor! (entre egos).
Sucede muy deprisa, te enganchas, te sube la moral, llegas al éxtasis, y te confundes. Rotundamente te equivocas.
- “Creía que tú me querías tanto como yo a ti y ahora que te necesito no me correspondes”, le dice el ego del cuidador/a a su protegido.
- “Siempre te di la razón delante de tu familia por respeto y tú en cambio me llevas la contraria delante de todos”, le dice el ego del sumiso a su dominante.
Seguro que ya te has dado cuenta…
El amor entre egos no es amor, es pura dependencia.
Mi ego necesita alimentarse y el tuyo también. Por eso nos damos lo que necesitamos.
¿Qué podría haber hecho Sonia para no alimentar el ego de Roberto?
- Lo primero reconocer su propio ego y darse cuenta de su necesidad de decir a Roberto lo que esperaba oír, para sentir que le tenía comiendo de la palma de su mano.
- Lo segundo, no responderle de ego a ego y conducirle a un dialogo más saludable. De ser humano a ser humano que no necesita “aparentar” nada. Por ejemplo:
Roberto le dice a Sonia (esperando recibir un halago): «¿Qué te gusta más de mí?.»
Enseguida Sonia se da cuenta de lo fácil que lo tiene, y no cae en la tentación de halagarle, por eso le responde…
Sonia: «¿Qué más da lo que me guste de ti?, ya te lo diré cuando vea que no necesitas oírlo.»
Complicado esto de no hablarnos de ego a ego, ¿verdad?.
Lo hacemos siempre, lo aprendimos para sentirnos seguros, así que dejar de hacerlo significa quedarnos sin protección.
Pero cuidado:
1.- No te estoy diciendo que no puedas hacer halagos, sólo quiero que sepas que es tu ego el que necesita decirlos u oírlos para sentirse importante y querido, porque tú Ser no necesita esas demostraciones de amor y aprecio.
2.- Tampoco se trata de que recibas cualquier halago como una ofensa o una amenaza porque quien te lo da seguramente no es consciente de que lo hace desde su ego. Siempre puedes aclararlo con tu pareja y recibirlo como lo que es, un deseo saludable de agradar y ser reconocido. Sabiendo esto el halago queda en su lugar.
3.- El ego no es malo, lo que pasa es que «EL EGO TIENE SUS RAZONES». Aquí te las cuento…
Así que tranquilidad, basta con que lo tengamos claro:
Nos enamoramos desde nuestros egos. Ellos son los que entran en contacto.
Coquetean, seducen, provocan y tienen el objetivo de atraer y conquistar al otro.
El amor de verdad llega después de dejar a nuestros egos que se midan y coqueteen un rato. Esto forma parte del ritual más antiguo del mundo, el cortejo.
Este proceso tiene todo el sentido porque aún somos animales con instintos que obedecen a la parte más primitiva de nuestro cerebro.
Así que…
- Deja que tu ego sea el que vaya por delante, pero no le creas cuando se encapriche y a la primera de cambio te diga que se ha enamorado y ya no hay nada que hacer. 😊
- Dale paso a la razón en algún momento… antes de liarte la manta a la cabeza y convertir una relación en algo importante en tu vida.