Emociones positivas y negativas, ¡todas tienen sentido!
Sentimos lo que nos toca en cada momento.
Tenemos emociones porque estamos vivos, y nos suceden cosas continuamente. Y como no podemos escapar a la necesidad humana de dividirlo todo en bueno o malo, hacemos lo mismo con las emociones.
A las que nos hacen sentir bien las llamamos POSITIVAS y a las que nos incomodan, NEGATIVAS.
Así nos aseguramos de saber quién es el enemigo, a quién hay que eliminar cuanto antes.
Y yo me pregunto…
¿Qué tienen de malo las emociones negativas?
Como dice Wilber, parece que nuestro mundo es una impresionante colección de opuestos.
Vida y muerte, placer y dolor, bien y mal, torcido y derecho…
Es muy divertido cuando explica que en la naturaleza no existen ranas verdaderas y ranas falsas, árboles morales e inmorales, ni siquiera hay especies bellas y feas, y aunque es cierto que hay árboles altos y bajos, para la naturaleza esto no es un problema. Incluso es posible que haya osos listos y osos tontos, pero no parece que a ellos les preocupe mucho.
Los opuestos no son motivo de preocupación para la naturaleza.
¡Qué sabia!, así se ahorra el esfuerzo de pelear continuamente con lo malo.
¡Nunca abandonamos la esperanza de no sentirnos mal!
Incapaces de salir de nuestro mundo dividido, se nos pasa por alto que no existe un polo sin el otro.
- Cuanto más nos empeñamos en ser humildes más orgullosos nos mostramos.
- Cuanto más pretendemos no enfadarnos, más riesgo corremos de ocultar nuestra rabia, y contarnos que podemos eliminarla de nuestro repertorio de emociones.
NO LO OLVIDES:
- Las emociones que llamamos «negativas» nos informan de cosas que deberíamos conocer de nosotros mismos.
- Podemos mejorar eso que sentimos si es nuestro deseo, pero sólo será posible partiendo de la aceptación del otro lado, el que llamamos oscuro o negativo.
- Al integrar en nosotros lo que no nos gusta (emociones negativas), ampliaremos nuestra conciencia, y a partir de ahí la capacidad de sentirnos mejor.
Así que para hacer las paces cuanto antes con tus emociones negativas, te propongo que te hagas esta pregunta:
¿Qué me cuentan mis emociones «negativas»?
Si respondes, terminarás haciendo las paces con ellas.
- Si no fuera por la RABIA que siento cuando alguien no me escucha, quizás no le gritaría, pero tampoco me enteraría de que necesito encontrar la manera de hacerme escuchar, porque me quedaría callado.
- Si no fuera porque me salta el ORGULLO cuando alguien me cuestiona, nunca descubriría lo vendido que estoy por dar una imagen de fuerte y seguro.
- Si no fuera por ese ataque de SOBERBIA que me da cuando quiero conseguir algo, y lo que me indigno ante las dificultades, quizás renunciaría a eso que quiero.
¿Te atreves a continuar con el miedo, el resentimiento o la tristeza?
¡Adelante! Mira a ver si todas estas emociones están sacando a la luz tu inseguridad, tu desmotivación, o el deseo de hacer justo lo contrario de lo que dices…
Ya sabes por qué no necesito clasificar las emociones en negativas y positivas.
Para mí todas son pistas estupendas que me ayudan a enterarme de por qué hago lo que hago. ¿Y para ti?