Si te da miedo que te hagan daño y sacas las púas, entonces sufres el síndrome del erizo.
¿Cuánto te pareces a un erizo?
No me he vuelto loca, ni creo que este síndrome lo encuentres en el DSM de los psicólogos. Pero da igual, lo importante es que descubras a qué tienes miedo.
Te conviertes en un erizo cuando sacas las púas.
Mira lo que dice la Wikipedia de los erizos: «sus púas, además de servir para protegerse de los ataques, amortiguan los golpes debidos a las caídas o a otras causas.»
Pues está claro, ¿no?. Te conviertes en un erizo y sacas las púas cuando quieres protegerte o crees que te van a amortiguar un posible rechazo.
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Bueno, parece que te hicieron daño y no lo has asimilado.
Así que vamos a hablar del DAÑO PERCIBIDO.
Este sentimiento viene de no haber comprendido los motivos del otro (tu pareja) y lo que sucedió, más que de de lo que hizo en sí.
Para Adriana es más doloroso no entender los motivos y pensar que ni se molestó en darle una explicación, que el hecho en sí de que se fuera.
Otras veces si sabes los motivos, pero no los aceptas, no los compartes, o no piensas que sean suficientes.
Sea como sea, tanto Adriana como Raúl están heridos y eso hace que vayan como los erizos cuando inician una nueva relación o simplemente conocen a alguien que les gusta.
Tienen una herida abierta.
Así que Adriana y Raúl es muy probable que vayan de erizos y saquen las púas en cuanto se les acerque alguien y lo vean como un posible candidato.
¿Cómo se resuelve tu daño?, ¿Qué puedes hacer para dejar de ir como un erizo?
Por experiencia sé que pasado un tiempo, ya no hay nada que entender.
Quiero decir, que tienes que renunciar a que el otro te explique nada y a que haga lo que tú harías en su caso.
Es el peor de los momentos porque se suele vivir como un tirar definitivamente la toalla y dejar de pelear por el otro, pero resulta que la mayoría de las veces el otro está ya muy lejos. No quiere saber nada de ti hace tiempo y punto.
Si no consigues aceptar esto, pasará el tiempo y cada vez habrá más resentimiento dentro de ti.
Si es así, por favor pide ayuda profesional para abrir tu herida y resolverla. Porque te estás haciendo daño, y es un daño que ya está de más y te podrías ahorrar, ¿no te parece?
Ahora volvamos a tus púas.
No vas a dejar de comportarte como un erizo hasta que no resuelvas tu frustración y esto no va suceder dejando pasar el tiempo, ni siquiera odiando al otro.
Solo dejarás de necesitar las púas cuando sencillamente aceptes que se terminó y que nadie más que tú te estás haciendo daño.
Sé que esto se dice muy pronto, pero interiorizarlo y acabar de creértelo cuesta, y quizás necesites ayuda para hacerlo.