Hoy mismo mira lo que le ha pasado a Zaira con Mario, su pareja.
Los dos están juntos de vacaciones en un precioso pueblecito de la costa. Así que tienen de todo: playa, monte y ciudad. Me suena a “Vacaciones en el Mar”, ¿a ti no?.
Esta misma mañana ella quería pasear temprano. No le importaba repetir el paseo de ayer por la playa. Así que cuando Zaira estaba lista para salir, a Mario aún le quedaba un rato. Ya advirtió ayer a Zaira que él hoy prefería el asfalto y una ruta turística. Así que…
Estas cosas pasan, cada uno va a su ritmo… y las vacaciones no ayudan nada en esto ☹
Pero Zaira no quiere renunciar a su paseo mañanero cuando aún no hay gente y la brisa es tan apetecible.
Así que ya tenemos planteado EL GRAN DILEMA, que no es que sea de vida o muerte, pero sí de los que desgastan poco a poco las relaciones:
¿Cómo conseguir que los dos hagan lo que quieren sin que eso pase factura a su relación?
1.- Las DUDAS de Zaira:
- “¿Me voy sola o espero a Mario?”.
- “Si le espero, el paseo ya no será lo mismo”.
- “Además no le veo con ganas de volver a la playa”.
- “¿Qué hago para no equivocarme?”.
Esto es un ciclo sin fin como en el Rey león.
2.- Lo que le recuerda SU CABEZA:
- “Debería esperarle porque estar en pareja significa renunciar a muchas cosas”
- “Por el mismo motivo Mario debería darse más prisa para venir conmigo”
- “Como empecemos a hacer cosas por separado esto se va a acabar”
- “Soy demasiado exigente”
- “A Mario le falta empatía”
Entre “los deberías”, la culpa y los prejuicios, la cabeza de Zaira tiene argumentos para pasarse la mañana sin haber puesto un pie en la calle.
3.- Lo que le dice SU PEPITO GRILLO INTERIOR:
Puede ser su corazón o su instinto el que habla, depende…
- “No renuncies a irte a la playa porque luego te vas a arrepentir”
- “¿Cómo puedes hacer para irte a la playa y que Mario no se enfade?”
No nos volvamos locos, esto no es el fin del mundo, así que pensemos…
A ver qué te parece esta conversación entre Zaira y Mario:
MARIO (sorprendido, pero sintiéndose): «La verdad es que estoy cansado de pasear por la playa, y tenía otros planes, pero no quiero dejarte sola» (sincerándose en lo que quiere y lo que siente)
ZAIRA: «A mí me preocupa que creas que soy muy intransigente» (compartiendo su temor con su pareja)
MARIO: «No, te entiendo. Me gustaría que nos apeteciera lo mismo, pero supongo que siempre es imposible…» (empatizando y desmontando sus creencias)
ZAIRA (más relajada): «Es verdad. Entonces, ¿te parece que cada uno haga lo que le apetece?» (empatizando y resolviendo)
A partir de esta conversación, lo más probable es que cada uno se sienta con la suficiente LIBERTAD para hacer lo que más le apetezca o para sumarse a los planes del otro. Pero sin miedos ni frustraciones, que es de lo que se trata, ¿no te parece?
¿Qué ha hecho falta para que esta conversación suceda?
Vaaaaaaale…
Anímate y respóndeme a estas preguntas:
- ¿Han arriesgado?, ¿quién crees que ha arriesgado más?
- ¿Qué hubieras hecho tú en el lugar de cada uno?
No resisto la tentación de dejarte esta pequeña moraleja:
Con empatía, de acuerdo, pero proponlo, porque no hacerlo es no estirar tú y no explorar en lo vuestro, que seguramente da más de sí de lo que te habías imaginado.
2.- NO ADIVINES lo que tu pareja piensa. Deja que te sorprenda. Escúchala.
P.D.: Lo más importante en la vida de ambos, SU RUMBO es ser felices sin exigencias ni renuncias. Con toda la autonomía posible incluso estando en pareja.