Parece que sólo es el corazón el que ama, y que el amor sólo se siente, pero si lo piensas bien cualquier amor si no interviene la cabeza se escapa o se vuelve caprichoso.
Hay diferentes formas de amar y cada uno ama según su idea, según lo que tiene en la cabeza y ha construido poco a poco.
Hace unos días conocí a un bebé casi recién nacido, y observando a todos los que fuimos a verle me di cuenta de que cada uno de nosotros tenía su propia manera de amar.
Unos éramos amigos y otros familiares, pero salvando esta diferencia, que no es poca, aún así cada cual tenía una idea preconcebida de lo que es amar y por lo tanto cada uno, estoy segura de que amamos de formas distintas, y no me refiero al mor por el bebé.
Hay personas que entienden el amor como una ENTREGA, otras aman valorando mucho la figura del ser amado, el papel que tiene en su vida.
«Amo a mi esposa porque para mí es muy importante la familia», «Amo a mi marido porque es el padre de mis hijos».
Son formas de amar que pueden o no coincidir con la nuestra, pero tenemos que tener claro que son tan legítimas como la nuestra, y sobre todo que cada cual amamos y amaremos siempre como nos salga de las narices y no podremos hacerlo de otro modo, a no ser que pensemos cómo amamos y aprendamos a amar mejor. Cosa que por supueto, también se puede.
El amor se piensa…
Cuando amo…
si no lo reflexiono y solo me dejo llevar por el impulso inicial al final puede que ni siquiera sea amor lo que siento, o puede que convierta mi amor, mi manera de amar en una forma de POSESIÓN, y entonces amor signifique para mí: eres mía, o eres mío.
Cuando amo puede que empiece a dar por sentado que cuento contigo y entonces me relaje y crea que como te tengo para siempre no tengo que cuidar nuestra relación. A veces es lo que sucede entre las parejas que llevan mucho tiempo juntos, o en las parejas que estaban tan obsesionados con tener pareja que cuando se aseguran que la tienen, ya han conseguido lo que querían y entonces dejan de amar.
Cuando amo a un hijo o a un padre o a una pareja y no pienso y permito que pasen los años y la rutina y la distancia marchite la relación hasta convertirnos en invitados de los días señalados oen compañeros de piso, entonces también me estoy cargando el amor.
Porque si no se piensa el amor, si no se reflexiona acerca de lo que siento por el otro, y se valora lo que me aporta, y si el amor no se alimenta y se fomenta y se cuida, el amor se termina yendo o peor aún, se cosifica y dejo de ver a la persona que amo y sólo veo un símbolo, alguien que alguna vez supe quien era y ahora solo es eso, un padre, una esposa, un hijo… pero perdieron el nombre con los años, porque ya no son para mí, mi padre, mi esposa o mi hijo.
Si el amor no se piensa…
se convierte en moneda de cambio y como yo te doy, tú me tienes que dar lo mismo.
Si no se piensa el amor se termina reduciendo a sentimientos de celos, si no se piensa el amor dejo de amar de formas diferentes y no valoro a nadie que no ame como yo, o rechazo a alguien que de repente ame de forma distinta.
Si no se piensa el amor, pongo por encima del amor por mí, el amor por ti, y solo existo si me amas.
Si no se piensa el amor se encorseta de tal modo que deja de ser amor. Un acto que muchas veces que no tiene explicación pero que lo puede todo. Y aun así ese amor también hay que pensarlo porque si no se nos va la cabeza. Y amo sin ver, sin darme cuenta del daño que me hace, del que yo hago, o peor aún, sin ver que el otro no me ama.
El amor que no se piensa se estropea, se deteriora, se envilece, se marchita, se desdibuja y deja de ser lo que era.
Cuando no reflexiono cómo amo y no me cuestiono lo que hago y lo que siento y me pienso que no hay más manera de amar ni de ser, me pierdo el verdadero amor que siempre me hace más flexible, más tolerante, me da visión de mí y de los demás y me hacer crecer como persona.
Cuando no pienso cómo amo me empequeñezco, pero cuando pienso mi forma de amar que hago grande y generoso/a.
Un amor pensado, un amor sentido y a la vez reflexionado, un amor así me hace más persona, más humano, más en conexión con los demás.
Un amor pensado es un amor que me alimenta y noto que cambia y crece, no es un amor que tiene una única forma, es un amor que aporta y me aporta.
Si no es así, es un amor que en el fondo será difícil saber si realmente es amor.