Escribir cuentos es una afición difícil de explicar. ¿Lo has intentado alguna vez?
En mi caso obedece a un impulso de no dejar escapar un pensamiento o una sensación intensa. Por eso, el cuento para mí, nace a toda prisa, crece rápidamente y adquiere forma en un instante.
De golpe trasmite todo lo que llevo dentro y lo traslada a un escenario de fantasía. No sé bien qué me resulta más atractivo, si su brevedad o su intensidad. Creo que su magia está precisamente en mezclar sabiamente ambas cualidades.
En Psicología, el cuento se convierte en una herramienta terapéutica tanto para niños como para adultos. Semejante a las “historias de vida”, de gran importancia en la investigación cualitativa, en la que se maneja la narrativa para recoger y estudiar la información.
Utiliza los cuentos para reflexionar…
Los cuentos se asemejan a los sueños porque dicen mucho de ti. Se convierten en un mensaje que se fija en tu memoria, ya que difícilmente se olvida un cuento y menos cuando lo has escrito tú. Son pequeños regalos envueltos en la magia y el ingenio que se apodera de ti cuando estás creándolos.
Decídete, cierra los ojos y quédate con un instante que te diga algo.
Atrévete a comenzar a escribir, igual que si estuvieras coloreando, sin importarte el resultado.
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