¿Tú te engañas?
No es tan sencillo responder a esta pregunta. Quizás te engañas, y no te hayas dado cuenta. Si quieres descubrirlo, acompáñame.
Mientras tanto, el amigo de Juan de vez en cuando le pasa algún trabajillo. Ambos se dedican al diseño gráfico, pero los encargos que su amigo le hace, en realidad no son de diseñador, sino tareas que le quitan tiempo, y que prefiere delegar que hacerlas él mismo.
Sin embargo, el amigo de Juan cuando le encarga estas cosas, siempre le recuerda lo del negocio que algún día emprenderán juntos, y también le intenta “convencer” que hacer estas tareas secundarias, significa que “trabajan juntos”.
Durante un tiempo Juan se ha creído el discurso de su amigo, y ha mantenido la ilusión de trabajar con él de igual a igual como diseñador gráfico.
Pero Juan ya se ha dado cuenta de que la realidad es otra. Lo de montar un negocio juntos es una de esas ilusiones que nunca terminan de hacerse realidad por mucho que su amigo lo repita, y tampoco es cierto que las tareas que le encarga signifiquen que “trabajan juntos”.
No vamos a entrar a discutir si el amigo de Juan le engaña o no. Puede que sí, si no está en su intención montar ningún negocio, y sí es consciente que lo que hacen no es trabajar juntos, o puede que no le engañe, si alguna de estas premisas no se cumple.
Lo importante es descubrir si Juan se engaña a sí mismo o no. Atento:
Regla nº1: Me engaño cada vez que me cuento que lo que hago, lo hago por una cosa, cuando en el fondo sé que lo hago por otra.
- ¿Qué se cuenta Juan cuando hace las tareas que su amigo le encarga?
Si se cuenta que hacerlas significa “trabajar juntos” y que las hace porque algún día montarán un negocio, definitivamente Juan se está engañando. Y es así porque Juan ya había llegado a otras conclusiones.
- ¿Es fácil para Juan dejar de engañarse?
Seguramente a Juan le resulta muy complicado renunciar a la ilusión de montar un negocio con su amigo. Por eso cada vez que su amigo le vuelve con lo mismo, Juan duda de sí mismo, y en su afán de creerle, se autoengaña y se traiciona.
Regla nº2: Es muy habitual autoengañarnos, esperando recibir a cambio afecto, y con la esperanza de ser importantes para el otro. Aquí es donde solemos caer todos.
Regla nº3: El otro puede que me haya engañado hasta ahora, pero una vez descubierta la realidad, si yo continúo ahí, y permito el engaño del otro, el que se está engañando soy yo, y ya el engaño del otro no cuenta.
Si Juan ya descubrió el engaño de su amigo, ¿qué hace ahora creyéndose las mismas historias de siempre?
Regla nº4: Es mi responsabilidad darme cuenta de los motivos que me llevan a tapar lo que ya sé con tal de no renunciar a eso que tanto deseo.
- Es responsabilidad de Juan darse cuenta que es tan grande su deseo de trabajar de igual a igual con su amigo como diseñador gráfico, que esta ilusión le lleva a tapar lo que ya sabe y a auotengañarse de nuevo.
- Cada vez que su amigo le llame para hacer alguna tarea, Juan tendrá la oportunidad de decirle que no y ser coherente con lo que ya sabe: “hacer esos trabajos no significa trabajar juntos, y nunca van a emprender un negocio a medias”.
Regla nº5: Me seguiré engañando hasta que no renuncie a conseguir eso que quiero de la mano de la persona o la situación que ya me ha demostrado que no me lo va a dar. Mi tarea es conseguir eso que deseo por otra vía.
- Si Juan anhela tanto montar un negocio como diseñador gráfico, no tiene por qué renunciar a hacerlo, sólo tiene que renunciar a hacerlo con su amigo.
- Juan no puede cambiar a su amigo y esperar de él que le deje de contar lo del negocio, o de pedirle ayuda para que haga tareas que él no quiere hacer. Pierde el tiempo si echa su energía en esto.
- Lo que si debe hacer Juan es poner límites a su amigo, compartir con él su punto de vista, y también su necesidad de pasar página.
- Y lo más importante, Juan debe dejar de autoengañarse para dirigir su mirada a sus propios objetivos sin contar con su amigo.
¿Es fácil esto de no engañarse? No, pero es lo que hay si apuestas por tu bienestar.