¿Has pensado alguna vez en tu propósito de vida?
- Una vez me propuse “aguantar” en un trabajo porque me pagaban bien.
- Otra vez me propuse continuar con una relación que según los demás me convenía porque por fin parecía que “había sentado la cabeza”.
- Y otra vez me propuse dedicarme a algo más tranquilo para no vivir tantos sobresaltos.
Por proponerme, me he propuesto muchas cosas. Aquellas que la cabeza me decía que eran buenas para mí, ¿pero qué ha sucedido en realidad en mi vida?
Pues que cada vez que me he propuesto algo “bueno” que me hacía renunciar a mi naturaleza, el resultado es que no he logrado permanecer ahí.
Por eso me he sentido fatal en muchas ocasiones. Hasta que un día tuve la suerte de que alguien me contó qué era esto del propósito de vida y para qué servía.
Todo empezó con esta pregunta:
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¿Cuál es mi esencia, eso que no ha cambiado desde que tengo uso de razón?
Experimentar, reflexionar, encontrar explicaciones, relacionarme con personas, investigar lo que piensan los demás, observar, compartir mi manera de pensar, cuestionarme casi todo el tiempo, cambiar de opinión, interiorizar…
A todas estas cosas los demás le llaman: no tener nunca nada claro, ser un culo de mal asiento, ser egoísta porque sólo pienso en mí, ser inestable porque cambio de opinión, ser demasiado ambiciosa, meterme en líos, pensar demasiado, ser una inconformista, etc…
Pero yo lo que he aprendido con los años es que es imposible ponerle vallas al campo, imposible sujetar la energía que llevo dentro.
Te aconsejo que tú también te hagas esta pregunta:
1.- ¿Cuál es tu ESENCIA, eso que no ha cambiado desde que tienes uso de razón?
- ¿No sientes que no eres una planta ni un animal?
- ¿Qué estás aquí para algo más que para comer y dormir?
Y peor aún:
2.- ¿No has notado que con los años te estás volviendo ADICTO?
Adicto a sentirte bien, a estar acompañado, a recibir cariño, adicto al trabajo, a estar en pareja, adicto a la comida, a “Gran Hermano”,…
Eres adicto a todo lo que se interponga entre tu naturaleza y tu vida real.
- A todo lo que te permite “aguantar” sin quejarte,
- A todo lo que te hace soportable lo que no estás dispuesto a soltar,
- Adicto a todo lo que te mantiene dormido para no tener que despertar, porque sabes que hacerlo, sería muy molesto, te traería quebraderos de cabeza, y eso tu mente lo rechaza con todas sus fuerzas.
Ser adicto, como ves tiene su lado bueno. La adicción incluso se la puede disfrazar de entrega (cuánto trabajo), de sacrificio (cuánto cuido), de amor (cuánto quiero al otro), de generosidad (cuánto doy), etc. Pero no te la recomiendo.
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Yo te propongo hacerte adicto a pelar por tu vida, y sobre todo…
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HAZTE ADICTO A SENTIRTE. Escucha eso que puja dentro de ti, y hazle caso.
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No busques fuera, no rellenes con personas, con ocio, o con lo que sea, esas necesidades que te piden a gritos que hagas algo.
Yo no pretendo cambiar el mundo, pero siento que formo parte de él, observo cómo contribuyo a lo que está de acuerdo con mis principios, y pienso cómo puedo dejar de apoyar lo que no me representa.
Una pregunta más:
3.- ¿Cuáles son tus VALORES, qué principios no serías capaz de traicionar?
La honestidad, la humildad, la austeridad, la ecuanimidad, la tolerancia,…
Estos son los míos, y lo sé porque cuando me los salto, reviento por dentro.
¡Ya estamos más cerca de lo que es un propósito de vida!
Mí propósito de vida es un plan continuo de permanecer en este mundo, consciente de lo que soy de verdad, con el compromiso de no traicionarme, pero con el permiso de hacerlo si me sale así.
Y con la decisión clara de hacerme cargo de mi vida sin delegar en nadie, porque supondría hacerme adicto a él o ella.
Proyecto de vida.
Un tema SU-PER-IN-TE-RE-SAN-TÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍSIMO
Hola José Miguel,
Si, todo lo que sea sentirse y hacerse caso, ya lo creo que es intersante.
Qué bien compartir contigo filosofía de vida.
Un abrazo grande!!
Hola José Miguel!
Lo mismo te digo, ha isdo un gusto compartir contigo los últimos sábados de taller.
Seguiremos compartiendo ideas y ganas de encontrarle sentido a la vida.
Un abrazo!