“Las relaciones de pareja son la sal de la vida”. Esta idea va en nuestros genes y es la causa de que sintamos que nos falta algo cuando aún no hemos conseguido una relación estable.

Y es que aún no hemos superado la idea de la “media naranja”, sobre todo cuando nuestro reloj biológico nos dice que se nos pasa el momento de la maternidad/paternidad.

Sin embargo, estoy convencida de que hay una etapa de nuestra vida en la que “debemos” seguir esta necesidad natural de encontrar pareja y vivir el amor.

Pero también sé que la clave de nuestra felicidad no está en esperar que eso suceda, sino en construir nuestra vida de manera autónoma, al margen de que ese momento se produzca o no.

Lo contrario es fuente de insatisfacción perpetua al sentir que nuestra vida no está completa. Para evitarlo tenemos que aprender a amarnos y aprender a amar. Como ves...

Una pareja nunca puede ser una tabla de salvación porque entonces construiremos una relación de dependencia emocional, y eso no es amar.

En mi blog y en mis (recursos gratitos) puedes encontrar muchos artículos y podcast que te orientarán de cómo construir relaciones de pareja saludables.

Vivir el amor de forma sana supone tener claridad sobre lo que quieres en tu vida sin esperar que te lo de tu pareja.

Para no perder la magia no tienes que hacer malabares, sino reconocer lo que te gusta de tu pareja y buscártelo tú. De lo contrario sentirás que te decepciona cuando no te lo de.

Se sabe amar cuando se consigue autonomía y al mismo tiempo se cuenta con el otro.