Otras veces pienso en la vida y digo: “…qué asco de vida”, o “la vida es muy puñetera”, “la vida es una putada”…
Hablo de la vida como si la vida fuera algo ajeno a mí que tiene su propia identidad.
Pienso en ella y siento dureza, incertidumbre, y un montón de sensaciones que navegan entre la nostalgia y el paso del tiempo.
Lo cierto es que la vida siempre es contundente y va a su bola.
Una cosa es lo que tú quieras y otra lo que va sucediendo, una cosa es cómo tú te sientas y otra el rumbo que lleve tu vida.
Pueden estarte pasando cosas horribles vistas desde fuera y tú tener la sabiduría de estar en tu ser, unido/a a ti. Puedes estar en el mejor momento de tu vida, y tú concentrarte en lo que te han dicho que no te ha gustado o en los síntomas de la ansiedad que no terminas de manejar.
Tu atención está donde tú la pones, en la grandeza de lo que te sucede o en la más diminuta de las incomodidades que tú has querido hacer protagonistas de ese momento. Y a eso que sientas y cómo lo sientas le vas a llamar vida, y como te decía, te vas a quejar de ella o le vas a dar gracias por todo lo bueno que te ha traído.
Así que de nuevo me pregunto…
¿Qué es la vida?
Pues la vida en cada momento es mi manera de mirar lo que tengo delante.
Sé que en realidad la vida no es nada. Es un constructo que nos hemos inventando conscientes de que no podemos dominar las cosas, ni adivinar nuestro destino.
Y a ese acontecer que nos acompaña le hemos llamado vida. Para poder quejarnos, y poder agradecer a no se sabe qué las cosas buenas. Visto así, la vida de cada uno de nosotros, es un montón de acontecimientos secuenciales y de sentimientos que vamos albergando en nuestro corazón.
Y además no te lo pierdas, porque la vida nunca romperá con el pasado, según lo que hayamos vivido, así nos esperan unas cosas u otras.
No te olvides que somos presos de nuestro pasado. Lo que vivimos también fue vida, fue intenso o no, fue feliz o amargo, fue lo que tenía que ser e igual que ahora se nos escapa de las manos lo que va a suceder, entonces, cuando lo vivimos, se nos escapó de las manos lo que sucedió.
Siempre nos queda un regusto, unos recuerdos, unos dolores, unas penas, unas deudas, y unas sensaciones que son los que nos hacen ver ahora nuestra vida de una manera y no de otra. Por eso hay veces que sentimos que la vida se construye a sí misma. Es un paso más allá de donde estamos más predecible de lo que creemos, salvo cuando nos da el zarpazo o la caricia de las sorpresas y los imprevistos.
Parece que la vida transcurre y tú la observas,
pero la vida… recuerda que en realidad no es nada.
La vida es eso que ahora decides hacer, eso que decides olvidar, o no volver a pensar o decir. Eso es la vida ahora.
Es bueno entender así tu vida porque te haces una idea de lo poco que te sirvió enfadarte, pasar miedo, pelearte o querer tener razón a toda costa.
Hoy quizás con la distancia te das cuenta de que podrías haber disfrutado más, sufrir menos, tomarte las cosas de otro modo, no darte tanto por aludido/a de lo que te sucedía entonces, y así la vida hubiera sido más consciente. Hubieras sentido que estaba más en tus manos y menos en las del destino.
¿Qué te parece si a partir de ahora cada vez que nombres la vida, recuerdas que es cosa tuya?
¿que en realidad solo te refieres a la vida como el tiempo que pasa a tu lado sin ponerte ni quitarte nada?.
Mira, si tú quieres, la vida es ese observar lo que tienes cerca. Las personas, las cosas y todo lo que te rodea, y decidir si quieres sentirlas
o prefieres pasar de ellas y quedarte en tu propio mundo.
Hagas lo que hagas date cuenta que esa es la vida, tu vida. No es más que eso, una colección de momentos que has vivido con la intensidad que has puesto en ellos, y que ahora mismo tú y solo tú decides de qué modo y con qué animo vives lo que tienes presente, sucederá lo que tenga que suceder, en unos minutos o unas horas.
En cualquier caso, fíjate que siempre dispones del tiempo suficiente para decidir cómo quieres que sean estos instantes, cómo quieres que sea tu vida, tu puñetera vida.