Pues el pavo real no es nada tonto. Despliega su espectacular cola para seducir a las hembras.A ver quién es la guapa que no sucumbe a semejante derroche de seducción y conquista.
Así lo hace la madre naturaleza. Desde el pavo real hasta el pez pescador, que según la Wikipedia se desintegra lentamente hasta que sólo quedan sus testículos para producir espermatozoides y que la hembra los use cuando se le antoje. ¡Total nada!!
No hay duda. Entre mordiscos, cánticos y danzas de lo más curioso, todo bicho viviente parece que lo tiene muy claro.
Hay que cortejar y seducir para tener pareja.
Tú y yo también lo pensamos.
Somos humanos y somos animales, así que hacemos todo lo posible para conquistar a nuestras parejas.
Y para conseguirlo, en lugar de desplegar colas de colores, lo que hacemos es mucho más humano: construimos una imagen nuestra lo más perfecta posible y lo más adaptada a lo que nuestra pareja nos reclama.
Como los camaleones, nos transformamos en lo que vemos que le gusta a la persona que tenemos enfrente.
“Eres la mujer de mi vida”, “Nunca había conocido a ningún hombre que me entendiera como tú”, “Quiero pasar toda la vida contigo”,O algo más de estos tiempos: “por ti te prometo que me salgo de todas las redes sociales de parejas porque ya no quiero conocer a nadie”
Todas estas cosas son las que contamos y nos cuentan, no las personitas que hay detrás de nuestra fantástica imagen, sino precisamente esas imágenes construidas con el único fin de agradar y atraer.
De repente, en lugar de dos, existen cuatro actores a la hora de enamorarse. Te pongo un ejemplo:
Oscar-el-de-verdad y La-imagen-de-Oscar.
Sonia-la-de-verdad y La-imagen-de-Sonia.
Así que, en la primera etapa del cortejo, ¿quién habla con quién?
Lo has adivinado, todo sucede entre La-imagen-de-Oscar y La-imagen-de-Sonia.
Y esto está muy bien. ¡Nada que decir si lleva toda la eternidad funcionando!
Es más, yo diría que existe mundo gracias a esta habilidad humana y animal de atraer al otro construyendo una imagen potente e irresistible.
La cuestión es la siguiente: ni el delfín, ni la jirafa necesitan hacer mucho más porque pronto consiguen su objetivo y su ritual de apareamiento termina justo en eso: apareándose.
Sin embargo, lo nuestro no es tan sencillo.
Por suerte o por desgracia ser humano implica tener conciencia y reflexionar, así que encontrar pareja se nos complica un poquito más.
¿Por qué?
Pues porque antes o después saldrá Sonia-la-de-verdad y Oscar-el-de-verdad y apenas se reconocerán.
El cortejo se pasa, la sorpresa deja de ser sorpresa y, aunque siempre puede quedar una atracción irresistible, incluso un morbo permanente…
La noche se convierte en mañana y todos los gatos dejan de ser pardos, y se transforman en señores y señoras que van a trabajar todos los días, tienen familia y se suben al metro.
Ya lo ves, antes o después sucede.
Ha llegado el momento de que entren en acción Sonia-la-de-verdad y Oscar-el-de-verdad.
Aquí es donde realmente empieza la magia.
Porque lo que sucede a partir de ahora SÍ nos llena el corazón y SÍ nos hace sentir felices.
Cuanto más te conozcas mejor te irá.
Menos le pedirás a tu pareja que te complemente y menos te inventarás que es como no es.
Pero quizás necesites varias experiencias para convencerte de esto que te digo. 😉
De momento, ¿qué deben hacer Sonia-la-de-verdad y Oscar-el-de-verdad?
2.- Contarse las cosas. Todas, las bonitas y las no tan estupendas.
3.- Y hacer del tiempo su aliado.
4.- Deben resistir la tentación de recurrir a La-imagen-de-Oscar y La-imagen-de-Sonia, porque eso significará que no se sienten capaces de ser quienes son en su relación.
Y poco más tienen que hacer para que las cosas funcionen.
Bueno sí, quizás queda lo más complicado: no engañarse a sí mismos.
¿Desearías ahora mismo ser como el pavo real y que esto de enamorarse fuera más sencillo?
Pues tú decides cuándo y con quién.
No tiene que ser hoy ni mañana, pero cuando sientas que te toca enamorarte de verdad no olvides lo que te he contado del pavo real.